Canalización de Kryon por Lee Carroll
Reykjavik, Islandia, marzo de 2020
Día 8 – Letra D
Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
No hace frío (risitas)
y eso es una invitación para una canalización un poquito más larga (risas). Si recién sintonizan esta
canalización, como muchos lo harán, este es el octavo mensaje en la bella,
majestuosa nación-isla de Islandia. Estamos recorriendo con dos ómnibus de
turistas, y la razón para que no haga frío es que, sincrónicamente, se
encuentran en una iglesia. No se había planeado así, queridos, y quiero
contarles algo de la sincronicidad que participó para que estemos aquí.
Pero antes de hacer eso, deseamos honrar al edificio, a
sus constructores, a la fe que está aquí. Deseamos honrar la causa por la que
se construyó esta estructura. Están en una estructura completamente levantada
para un propósito, que es ayudar a quienes buscan la fe. Se sientan en una
estructura que indudablemente ha salvado vidas, sanado a personas, donde se
halla paz y solaz a su modo. Queridos, quiero que piensen un momento fuera de
la caja de cualquier sistema de creencia que puedan tener. En cambio piensen un
momento en la compasión que está aquí, de aquellos que habían pasado por las
escuelas y dedicaron sus vidas a poder estar aquí con otros, tal vez toda su
vida. Este es un lugar divino. Agradecemos a quienes les han permitido entrar a
evitar el frío.
La iglesia fue cerrada y clausurada. Se cerró debido al
virus que está actualmente aquí en el planeta. Quiero pensar un momento en
quien acudió a la puerta, cuando le dijeron “Tenemos dos ómnibus cargados con
turistas de 16 países (risas)
¿Podemos entrar?” Y la respuesta fue sí.
Eso es lo que hacen aquí.
Construida para aquellos que se sientan en las mismas
sillas que ustedes a honrar la fe del Maestro de Amor. No se consigue algo
mucho mejor que eso. Y es un ejemplo de lo que les enseñamos diariamente a los
trabajadores de luz de los que hablamos.
Para explicar a los que estén escuchando cómo llegaron
ustedes aquí, y la sincronicidad de este lugar en este momento, me gustaría
explicar una pequeña historia, la llamaremos la Saga de Basuán (risas prolongadas). En este día octavo
del viaje, el ómnibus salió, como es normal, después de un lindo desayuno en el
hotel. Dicho sea de paso, un desayuno que tuvo que servirse al menos con tres
metros de separación (risas). Es una
época inusual, cargar los ómnibus fue normal, y salieron. El plan era que
ustedes le ganaran al clima, que empezaba a cerrarse. Ahora bien, en este lugar
invernal, el clima puede ser sorprendentemente brutal. Va y viene rápidamente.
Los ómnibus arrancaron a su hora; cuando llegaron casi a la altura del paso
donde estaría mucha de la nevada, uno de los ómnibus se descompuso. Sucede,
queridos. Y se quedó. Ambos vehículos tuvieron que quedarse quietos, esperando
que entonces llegaran mecánicos desde la ciudad más cercana. En ese proceso, el
clima empeoró. En ese proceso podían ver la nieve acumulándose, el viento
aumentando, y en aproximadamente una hora a una hora y media llegó la
reparación. Se arregló el ómnibus y se puso en camino, solo que ¿en camino a
dónde? Y la respuesta fue que, por un
bloqueo en los caminos debido al clima, y por la acumulación de nieve, nadie se
podía ir.
La pregunta siguiente fue ¿Cómo se da vuelta un ómnibus
grande en un camino angosto? La respuesta es que realmente no se hace. Hay que
encontrar alguna manera de hacerlo. En ese momento de discusión sobre cómo
darlo vuelta, sincrónicamente, apareció una barredora de nieve. (risas). Qué coincidencia. Y se le
preguntó al barredor de nieve cuán malo estaba el camino más adelante. La
respuesta fue: “Impasable. No pueden ir. Sin embargo, si doy vuelta la
barredora de nieve, puedo abrir camino para ustedes.” Qué coincidencia. Y
entonces así lo hizo. De modo que ustedes ahora llegan muy tarde para el
almuerzo propuesto, cosa que puede o no suceder hoy (risas).
Y luego, al superar el paso, tiempo despejado, todo está
bien, y el ómnibus se descompone otra vez. Cosas que pasan. Y a corta distancia
del ómnibus, mientras esperaban decisiones sobre qué hacer, avistaron la
iglesia a la distancia. La iglesia estaba cerrada por el virus. Ustedes ya
saben el resto de la historia. Y aquí están sentados.
Queridos, esto es sincronicidad en su mejor versión. No
solo consiguieron superar el paso, aun cuando el ómnibus se rompió, sino que se
encuentran en un lugar sagrado que fue construido para lo que ustedes hacen.
¡Qué coincidencia! Esta es la definición absoluta de controlar su propia
realidad.
Hay dos maneras de pensar en estas cosas, en este grupo
de excursión, o para los que están escuchando. Una diría: “¿Por qué se rompió y
arruinó el día? ¿Por qué tenemos que hacer cosas distintas de lo que planeamos?
¡Yo tengo mi traje de baño listo para usar!
(risas) Íbamos a tener un día
en un spa, y en cambio estamos en una iglesia. ¿Cuán horrible puede ser?” (risas). Y la otra diría: “Estoy aquí
por la experiencia, y hasta este punto no ha sido tan malo.” Nos encontramos
calientes, apreciando este lugar, agradeciendo a los que lo construyeron, y tal
vez incluso sintiendo la energía de los que se sentaron en esas sillas antes
que ustedes, y de las sanaciones que pueden haber ocurrido. Aquellos que
encontraron solaz en los mensajes presentados aquí. Los que se encuentran
queriendo estar aquí una semana tras otra por la paz que se enseña en esta
sala. Por eso vale la pena sentarse, ¿no es así? Y reflexionar sobre la
condición humana, en que el miedo puede ser eliminado por el amor.
Hemos estudiado las diversas letras de la palabra
Iceland. Y hoy llegamos a la “D”. Ahora bien, para este grupo, ustedes ya saben
qué significa. Significa: “no conduzcas el ómnibus hoy”. (grandes risas). Ustedes podrían decir: “Tiene que representar
‘divinidad’, absolutamente, porque ese es el mensaje de Kryon” para quienes
están en esta sala. Pero vamos a
sorprenderlos, porque la letra representa a la lección del día, ni más ni
menos.
Están de una manera que, si fueran a definirse mañana, su
significado cambiaría. De modo que siempre son “para el momento”, igual que
esta canalización. Hoy haremos que la “D” represente una palabra, una palabra
que realmente tiene muchos significados, muchos, y la palabra es “diamante” Quiero
que empiecen a examinar todos los atributos del significado y las metáforas de
“diamante”.
En primer lugar, los diamantes están entre las sustancias
geológicas más duras que existen en el suelo. Se endurecieron durante miles de
años o más, a veces millones, convertidos bajo presión en esta piedra que es el
diamante. Se usa en la industria por ser la sustancia más dura, que puede
cortar incluso aquellas otras sustancias que parecerían muy duras. De modo que
el primer atributo del diamante es la fuerza. Fuerza absoluta, una de las fuerzas
más duras, más profundas, del planeta. ¿No es interesante, también, que cuando
se pule esa fuerza y se presenta como una piedra con su belleza, sea una de las
gemas más bellas del planeta? Los talladores de gemas conocen el facetado, muy
cuidadosamente lo hacen brillar al máximo. Eso en que se convierte, es entonces
una metáfora de belleza. Más allá de eso, en todo el mundo se vuelve una
metáfora del amor, porque el diamante es lo que se dan las parejas para mostrar
el amor que se tienen uno a otro, y esto es tradicional. Es interesante, ¿no es
así? Que vaya de algo que estuvo bajo presión por tantos miles, millones de
años, más duro que cualquier otra cosa, y se convierta en algo que ustedes usen
como joya para mostrar su amor por otro ser humano.
Todos ustedes, en este grupo, fueron hace pocos días a un
lugar muy especial llamado Diamond Beach (Playa
Diamante). Ahora bien, en esa playa no hay diamantes. ¿Por qué la llamaron
Playa Diamante? La metáfora es esta: durante el invierno pequeños icebergs,
algunos del tamaño de un ser humano, algunos un poco más grandes, se rompen y
se depositan en esa playa, a veces por millares. Son claros como cristal, y al
caminar entre ellos con el sol brillando sobre ellos, todos centellean como
diamantes. No hay nada semejante a eso en el planeta, queridos. Ahora bien,
aquí hay una cosa interesante en que debieran reflexionar: cuando los ven y el
sol brilla, como sucedió para ustedes, ven un reflejo, un destello. Y al mirar
a la playa, está en todas partes, casi como diminutas luces angélicas, en todas
partes, en las facetas del hielo. Si las fotografían, al mirar sus fotos, dirán
“¿Dónde están todos esos destellos?” Esos destellos son casi demasiado
brillantes para ser fotografiados. En fotografías y videos, es plano. Pero para
el ojo humano cobra vida. Hay ciertas cosas que todavía no pueden ser captadas
en película, ni digitalmente, ni algún otro medio que sea así. Y ese es uno de
ellos. Podrían decir que estuvieron en un lugar mágico.
Ahora bien, estudiemos por un momento qué es eso y qué
significa. La playa tiene el nombre de la piedra, pero es solo agua. Entonces
ahora estudiemos la metáfora del agua en combinación con el diamante. En este
planeta el agua es muy especial, y tiene un atributo que es muy especial. Se
convierte fácilmente a tres estados: uno es líquido, el otro es sólido, y el
otro gaseoso. Podrían decir, en honor de esta sala, que es parecido al tres en
uno (se ríe). Algunos de ustedes entenderán eso, otros
no. Tres en uno. Puede ser muchos
estados. Piensen en eso. Un sólido, como ustedes; líquido para fluir adonde
quiera ir; y el gaseoso que es, bueno, casi invisible, como el vapor. Eso es.
¿Por qué estoy diciendo estas cosas? Porque la palabra
“diamante” representa todo eso; todo eso. ¿Cuál es la metáfora aquí? Les diré,
desde mi punto de vista como Kryon mirándolos a ustedes, cuál es la metáfora. Su
alma destella como el diamante. Ha sido formada durante eones bajo presión; ha
estado en tantos lugares de los que ustedes no tienen idea, para traerla a este
lugar llamado Tierra en estos tiempos, es tan fuerte que puede atravesar
cualquier cosa. Su alma está hecha para esta clase de cosas, lo está. Destella
como el sol. Es como una pieza de joyería en el planeta; es muy bella. Y en su
centro representa el amor. Esa es la Fuente Creadora, en esta sala. Pueden
incluso usar las palabras “hecho a su imagen”, todos ustedes. Déjenme explicar lo que eso significa. Ustedes
no están hechos a imagen de Dios, porque entonces todos ustedes serían
invisibles (se ríe). En esa
Escritura, “la imagen” se refiere al amor. Ustedes fueron creados a imagen de
Dios que es amor. Todos ustedes, cada alma aquí, tiene ese potencial, esa
belleza, ese amor. Además, pueden cambiar para ser compasivos, pueden cambiar
para ser laboriosos, pueden estar en medio de cualquier situación y ser
fluidos, pueden ayudar a las personas no importa qué esté pasando, pueden ser
su solaz, pueden ser su maestro, pueden simplemente escucharlas. ¡Pueden ser su
diamante en la playa! Algo que no pueden ver con una cámara, pero pueden sentir
en sus corazones. Eso es un diamante. Así es como los ve el Espíritu. Eso es quienes
son ustedes.
Cuanto más madure la raza humana, más se vuelve como el
diamante. Pronto van a ver el atributo del aprecio y el amor que empiezan a
darse unos a otros, como se dan anillos. Pero en cambio es una emoción: “Aquí
te doy, ten mi diamante para ti, porque estoy enamorado de la humanidad.”
Podrían entrar en un grupo que se retuerce las manos por su miedo y preguntando
qué van a hacer, y qué es lo que va a pasar – y una persona puede hacer la
diferencia.
Mi socio recibió hoy un email desde otro país; el email
decía así: “Lee, ¿qué se supone que hagamos con lo que está sucediendo hoy? Es
una mentira tan enorme.” Detengámonos allí mismo. Aquí había un ser humano
consumido en un potencial político. Lo que oyó, lo que cree; no importa.
Consumido en la ira, por creer que algo está pasando más allá del virus, que es
horrible. La respuesta es, ¿qué hacemos, contamos esta verdad a la gente? Y mi
socio le contestó; estas fueron mis palabras para él: Trabajadores de luz, yo
no soy político. Nosotros no lo somos; ustedes no lo son. No nos corresponde a nosotros revelar aquello
que sea una mentira, ni salir a marchar por las calles, ni corregir lo que está
mal. El viaje del alma, en este punto de
madurez, dice que estás aquí para ser compasivo con los que tienen miedo de
cualquier mentira, o cualquier enfermedad, o cualquier cosa política que los
asuste. Para estar allí como consuelo y compasión y ayudarlos con su miedo,
como un faro de luz sobre una roca. Ese es el deber. Es diferente de lo que podrían pensar. No es
evangelizar; no presiona sobre otras personas para que aprendan algo que tal
vez no querían aprender. En cambio, se sientan allí, como los Maestros sobre
los que han leído, silenciosos, amorosos, pacíficos, y las personas empiezan a
relajarse y a darse cuenta de que ustedes son sanadores. Sanadores de las
emociones, sanadores del miedo, y los necesitamos en esta época. Justo ahora,
en estos meses próximos.
¡Oh, ese es el diamante que yo veo! El que ustedes son.
Y así es.
Kryon
Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro