Canalización de Kryon por Lee Carroll ante la
Hermandad Femenina Lemuriana (67)
Boston,
Massachusetts, 20 de Julio de 2019
Encontrarse con una Madre de las
Estrellas
Saludos,
queridas damas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Mi socio se hace a un lado esta vez. ¿Cómo se
siente, queridas mujeres, tener un libro escrito por ustedes? Todas las
canalizaciones en el libro mencionado, todas, eran sobre ustedes en Lemuria;
cómo era la vida, qué hacían, cómo se sentía, algunas de las bases de lo que
ustedes hacían en estas reuniones; tiene que ver con aquella época. Básicamente
era una época de aprender; de eso se trataba. De hecho, algunas de las
ceremonias que las mujeres realizaban en Lemuria eran básicamente para enseñar
a las mujeres más jóvenes en las ceremonias. Había allí mucha enseñanza sobre
las verdades centrales, las que perdurarían en el planeta y con suerte algún
día volverían a despertar en el akash de mujeres de todo el mundo que
recordarían las enseñanzas chamánicas. Es la razón de que estén aquí. Por
supuesto, aún están aquellas que se sientan en estas sillas este año y dicen
"No puedo realmente relacionarme, te creo, Kryon, pero no puedo
relacionarme". Eso es muy común, porque te estamos pidiendo que recuerdes
una realidad que fue hace muchísimo tiempo, pero queridas, es el primer
recuerdo grabado en su akash, la primera vida, la de los 23 pares de
cromosomas. De modo que las voy a llevar
de regreso y les daré otro recuerdo para reflexionar, para considerar.
Estas
cosas son reales; las cosas que les digo ahora son reales; representan una
realidad de un pasado lejano, muy distante, pero es una realidad que es llevada
dentro de lo que ustedes tienen y llaman registro akáshico. Un registro de
todas sus vidas y las cosas que han aprendido y especialmente las que han
tenido un impacto sobre ustedes. Nada impactó emocionalmente tanto como el ver
a la Madre de las Estrellas por primera vez. Hemos hablado un poco con ustedes
sobre esto. Las Madres de las Estrellas no hacían toda la enseñanza; se la
dejaban a aquellas que eran descendientes directas. Mele´ha fue una
descendiente directa, y ella enseñó a muchos, muchos; desde niños hasta adultos
en su mayoría eran femeninas. Ella tenía sus tiempos para enseñar también a los
varones cuando eran niños, pero se desprendían en lo que era chamánico, que era
su especialidad.
Quiero
contarles sobre esa primera reunión. Había un sistema; ya hemos descripto
algunas de estas cosas; un sistema para conocer a una Madre de las Estrellas
por primera vez. Si los niños eran demasiado pequeños no entenderían, de modo
que tenían que tener cierta edad, pero quienes realmente veían a las Madres de
las Estrellas por primera vez eran siempre las niñas. Había un momento en que
los hombres, los muchachos, los niños, los adultos, todos veían a las Madres de
las Estrellas en ciertos tipos de reuniones en ciertas ocasiones en el año;
estaba garantizado, pero la primera vez era siempre con las niñas. Ustedes se
encontraban con las Madres de las Estrellas por primera vez cuando eran niñas
de cierta edad. Había otra reunión, de niñas y niños. Ellos también se
encontraban con las Madres de las Estrellas, había un sistema, un sistema
igualitario, pero la igualdad de la que hablamos era una igualdad intuitiva.
Pero las mujeres eran las primeras porque ellas tenían el don: ellas se iban a
convertir en líderes y chamanas. De modo que, de niñas, ustedes se alineaban,
se vestían lo mejor que fuera posible en Lemuria para la ocasión, y sabían que
iban a conocer a una Madre de las Estrellas, algo fuera del mundo. ¿Cuánto
podía saber una niña, verdaderamente, sobre tales cosas? Y se sorprendían, porque
durante años habían visto a quienes las rodeaban señalar a las estrellas y
decir "De allí es que vinieron; nosotros tenemos una parte de ellas".
No se hablaba de ADN, no se hablaba de química. En cambio se hablaba de una
parte de lo que las hacía sagradas, especiales, únicas. Y ustedes tenían una
parte de las Madres de las Estrellas en ustedes, y lo sabían; aun de niñas lo
sabían. También conocían su destino: que al crecer y convertirse en mujeres
jóvenes serían separadas de los varones, solo en la enseñanza, y la sustancia
de la enseñanza sería más avanzada sobre cosas que ustedes entonces tendrían
que hacer. Habría mucha enseñanza sobre la intuición y cómo trabajar con ella y
cómo confiar en ella. Pero no había nada igual a esa primera reunión.
Ustedes
forman una fila y entraban a una sala, una sala especialmente preparada, que
solo se usaba para encontrarse con una Madre de las Estrellas. Y lo que
ocurría, que no sería el método de hoy en día, es que la Madre de las Estrellas
ya estaba en la sala cuando ustedes llegaban. Hoy en día hay un sentido
dramático; cuando se encuentran con alguien importante que han ido a ver,
ustedes esperan, y esperan, y se sientan ahí, y luego de algún modo hay un
sonido, y alguien llega y todos se sienten fascinados. Pero la Madre de las
Estrellas ya estaba allí sentada. No estaba en un asiento; estaba con las piernas cruzadas y
hay buenas razones para eso. Significa que estaba al nivel del niño,
simplemente sentada allí, para que al entrar, las niñas no se sintieran
intimidadas, que la vieran ya sentada y lista para ellas. Nada de una entrada
gloriosa que las abrumara, o las hiciera sentir que venía alguien importante -
ellas ya conocían la importancia de una Madre de las Estrellas. La otra razón
era esta: las Madres de las Estrellas eran grandes, eran muy altas, más altas
que lo que aun hoy son los humanos en su mayoría. Esto proviene de una combinación
de cosas incluyendo el hecho de ser tan grandes, por su civilización, por su
nutrición, todas estas cosas ustedes las entenderían porque incluso las
generaciones humanas hoy son más altas que lo que solían ser. Así era el
progreso, la evolución en su planeta. Si ella entraba en toda su altura, podía
ser sobrecogedor para los niños, y eso era lo último que nosotros hubiéramos
querido para las niñitas. Digo "nosotros"; queridos, yo estaba allí.
Yo estaba allí en una forma que no es de ningún humano; estaba allí desde el
comienzo; el otro lado del velo siempre ha estado representado en la sacralidad
de los de las estrellas; parte del entorno incluso son los de las estrellas.
Lo
que ustedes verían podría sorprenderlas si lo describo hoy: allí estaba ella; muy
interesante que ella no parecía real. Los pleyadianos siempre tuvieron algo que
ustedes nunca pudieron pintar, o dibujar, en lo que se refiere a su aspecto. La
piel era levemente traslúcida, más que la de ustedes, y siempre se veía el
color. Ahora bien, queridos, para que sepan: las Madres de las Estrellas eran
de una civilización de color. No era polinesio, no era negro, había casi un
tinte de otros colores en la piel, pero no tanto como para decir "es
azul" o "es verde", pero debido a esa translucidez era muy
hermosa, era clara, era maravilloso mirar esa cara, no del todo humana y sin
embargo humana. Y cuando ella abría los ojos y hablaba, a ustedes se les
derretía el corazón, y ustedes lo recordaban; era la primera cosa que habían
visto alguna vez que era de fuera de este mundo. Y en ese punto se daban cuenta
de que la verían otra vez, y que ella les enseñaría cosas especiales y que
vendría para momentos especiales. No había una sola, pero ustedes solo se
reunían con una por vez. Ustedes aprendían un nombre que no podían pronunciar,
y era un momento divertido cuando todos los niños lo intentaban (se ríe), pero no se podía pronunciar
con las cuerdas vocales de ustedes. Era parte de la diversión que tenían
inmediatamente en esta reunión tan sagrada, como criaturas, como niñas, tratar
de encontrar un sobrenombre que pudieran pronunciar. Lo llamaban
"sobrenombre por un día", para poder llamarla por un nombre cuando se
dirigían a ella, que era el protocolo. Se alentaba a cada niña a decir hola a
la Madre de las Estrellas y dar su nombre, y también entonces le daba un
"sobrenombre para el día" a la Madre de las Estrellas. No era nada
trivial, lo hacía como un mano a mano, divertido y fácil, y cariñoso - después
de todo, era una Madre. Ustedes nunca lo olvidarían; está grabado en su
memoria.
Hoy
más temprano canalicé algo llamado "La Chispa". Algo que ocurre
cuando se respira el último aliento en la Tierra y ustedes dicen, "¡Oh,
Dios! ¡Oh, Dios!" Y se dan cuenta de todo lo que no sabían, y ven todo lo
que no habían podido ver, y se dan cuenta de que son magníficas. Esta chispa,
queridas damas, una chispa que los hombres no recibían, nunca los muchachos se
encontraban con un sobrenombre para la Madre de las Estrellas. Esto era el
comienzo del chamanismo, de la enseñanza, de relajarse en ser un espíritu. Del amor que está con el
espíritu. La parte que es reverente pero no adoradora, la parte que conoce a la
Madre como se conoce a una madre. Ustedes podían ver el amor y la compasión en
sus ojos, y les cortaba la respiración.
Les
pido que encuentren esa parte; eso significa una verdadera realización de cómo
se sentía. A ninguna de ustedes se le pide recrear eso en 3D ni pintarlo como
era. Todas ustedes pueden recrearlo emocionalmente, porque estuvieron allí.
Cuando digo todas, cada una de las mujeres en este salón, eso era en Lemuria,
en una época u otra. Cada una de las
mujeres en este salón esta noche, conoció a una Madre de las Estrellas. No es
ese el caso siempre. Aparentemente siempre están las que han venido para echar
una mirada, y preguntarse si estaban incluidas. Pero esta noche, todas ustedes
estuvieron. En estas sesiones, eso se vuelve cada vez más común; sienten el
llamado y están aquí. Les estoy pidiendo que en algún nivel encuentren esa
chispa con que pueden recordar emocionalmente aquel momento cuando conocieron a
esa persona de otro mundo. Persona; una humana; con aspecto muy diferente; de
otro lugar, y que se convirtió en la semilla de quiénes son ustedes. Y pronto
el color ya no importaba; rápidamente la piel traslúcida no importaba, y esa
voz que ella tenía con una cuerda vocal doble ya no importaba, y ella no era
rara ni era inusual, porque ustedes se enamoraban.
Ella
emulaba una compasión solo posible en un ser ascendido que llena el salón con
una carga emocional tal que todo lo que ustedes quieren hacer es sentarse y
cantar su nombre. Esta era la emulación que ella les daba para que algún día,
en un futuro muy lejano, ustedes se pudieran sentar con otras mujeres y el
ejercicio sería descubrir la chispa y volver a encenderla y empezar a aprender
lo que habían olvidado.
Esta
es la verdad, y yo no se la diría si no fuera así. Que comiencen las ceremonias.
Y
así es.
Kryon
Transcripción
y traducción: M. Cristina Cáffaro