Canalización de
Kryon por Lee Carroll
ante la
Hermandad Femenina Lemuriana (32)
en Tucson,
Arizona, Febrero de 2017
Saludos, queridas damas,
Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Según costumbre de esta
canalización, mi socio se aparta completamente. He dicho esto antes, pero para
este grupo digo que mi socio no recuerda lo que se habla de aquí en adelante, y
eso es en honor del género, porque es el único varón aquí. Él tendrá que escucharlo después, porque esto
es para ustedes.
Se honra al género. El Espíritu
no tiene género; ustedes no tienen género del otro lado del velo. Pero como
hemos dicho antes, recuerdan a Lemuria y la Hermandad Femenina porque esta vez
llegan como mujeres; eso es por designio, para que algunas recuerden cuando
fueron también mujeres en Lemuria.
El marco de tiempo es
confuso, hasta para sus maestras. La precesión de los equinoccios es un
bamboleo de 26.000 años, pero hemos mencionado el hecho de que el comienzo de
Lemuria fue hace 50.000 años. Por lo tanto, la precesión de los equinoccios que
ustedes tuvieron en 2012 fue la segunda que algunas han atravesado. Esta noche
algunas de las diosas presentes han formulado preguntas. Se honra mucho lo que
ustedes han atravesado.
Hablamos de tiempos muy,
muy antiguos; tiempos elementales, iniciales, de aprendizaje. Responderé
directamente a una de las preguntas que hicieron . Pregunta: Cuando Lemuria
estaba cercana a su destrucción, ¿qué pasó con el disco solar que fue a Perú?
Respuesta: No hubo destrucción de Lemuria. La montaña se hundió lentamente, la
burbuja de magma que la había elevado empezaba a disminuir, y se convirtió en
las islas de Hawái; no hubo destrucción. Pero durante ese proceso de
hundimiento que duró años, hemos contado algunas de las cosas que tuvieron
lugar. En primer lugar: el miedo. ¿Cómo podían saber si no iba a desaparecer
completamente en el océano? Solo algunas de ustedes estaban allí. Como ya hemos
señalado, allí se pasaba por una sola reencarnación, y luego iban a algún otro
lugar del planeta. Es casi como si Lemuria fuera una sesión de enseñanza
principal, desde donde la enseñanza se llevaba con ustedes en su akash, en la
reencarnación, al lugar adonde fueran a
reencarnar, por miles de años en el planeta. Es como si Lemuria fuera una
semilla de conocimiento y enseñanza. Ustedes no reencarnaban allí nuevamente.
De modo que ustedes no se
conocieron entre sí, sin embargo algo aquí las une, y les contaré qué es, y no
lo he mencionado de este modo anteriormente.
¿Había un disco solar? Algo así.
La mitología cambia con el tiempo, pero hay verdades semilla sobre ciertas
cosas que permanecen guardadas en el akash y se repiten. Tal vez leyendas que
ustedes luego hacen volver y hablan de ellas.
Cuando esa isla que fue Mu
o Lemuria empezó a hundirse para transformarse en muchas islas, el pequeño
continente que luego fue Hawái fue evacuado lentamente por todos ustedes,
hombres y mujeres. Los hombres eran los que remaban; incluso en el viaje, lejos
del continente que se hundía, ustedes,
las mujeres, guiaban a los hombres. Esto es algo de lo que hablamos, tal vez lo
mencionamos. Cuando se subieron a las canoas y los hombres remaban, empezaron
tal vez a ir hacia el hemisferio sur; las estrellas eran distintas. ¿Cómo
navegaban los hombres? Eran marinos expertos y cuando algunas de ustedes
empezaron a navegar y remar con desesperación para encontrar otros lugares
donde estar, cruzaron hacia el hemisferio sur donde las estrellas eran
desconocidas para todos. ¿La
respuesta? Las mujeres guiaron. Las mujeres tampoco conocían las estrellas,
pero tenían maestras de las estrellas, y sabían hacia dónde ir, incluso
aconsejando a los hombres mientras navegaban. Imaginen: los hombres nuevamente
acudieron a ustedes: vayan hacia allí, vayan hacia allá. Muchos lemurianos fueron a dar a Sudamérica.
Hacia allí tienden a ir las corrientes, y allí desembarcaron. Algunas llevaban artefactos que para ustedes
eran preciosos. No había un disco solar; había muchos. Y la razón era que se les dio un disco que contiene sus instrucciones más preciadas
de las madres lemurianas, con eso grabado en el disco. Era anterior a la
imprenta, queridas, (se ríe), era
anterior a poder grabar algo en alguna cosa, y que tuviera sentido. Tal vez
anterior a los lenguajes escritos que hoy conocen. Se lo dieron sus madres. Eso es el disco
solar.
¿Existen aún hoy? ¿Podrían
encontrarse? La respuesta: algunos todavía perduran. Algunos se
encontrarán. Eso fue la respuesta a una
pregunta.
Les daré la respuesta a
todas las otras. ¿Cuál es la relevancia
de su experiencia en Lemuria con respecto a hoy? ¿Cómo las ayudaría? Para vivir de un momento al siguiente, para
criar a sus hijos, para ser tal vez diferentes por estar en algo en que no
estuvieron antes. Déjenme decirles qué las une aquí. Es simple, y si se dan
cuenta, les dará escalofríos a todas.
En aquellos días, en los
días iniciales de su registro akáshico en este planeta, todas ustedes tenían
madres maestras lemurianas que se sentaban con ustedes. Maestras de las
estrellas, y ustedes sabían que ellas eran sagradas. Fue parte de lo que hizo
Melli-ha, conducirlas a esos lugares, en esas ceremonias donde las madres
pleyadianas originales les enseñarían. ¿Y qué les enseñarían? Su espiritualidad, su chamanismo, su
naturaleza preciosa, para que pudieran guiar una civilización, para que
pudieran distribuirse sobre la Tierra, y
su akash llevaría la verdad, y ustedes la oirían. Y les diré algo: todas
ustedes, que alguna vez estuvieron en Lemuria, llevan una brillante semilla en
su akash que recuerda esto. La buscan, la quieren. Es el epítome de la maternidad y la
femineidad. Es algo que ustedes captan, es la energía de la diosa, que ustedes saben que existe desde las
estrellas.
Todas ustedes las vieron y
recibieron enseñanza de ellas. Melli-ha tenía que organizar todo eso, hacer que
sucediera, conducirlas a los grupos de enseñanza; eso era Lemuria. Hoy esa
semilla está en su akash, y en definitiva es práctico porque es la verdad y la
compasión del dios dentro de ustedes.
Las pleyadianas fueron sus
maestras lemurianas provenientes de las estrellas; eran las lemurianas
originales. Son las maestras, las pleyadianas. Entonces, cuando les enseñaron
ese modelo que tuvieron, madres de
madres, diosas de diosas, eso es lo que recuerdan. Eso quieren captar, es la semilla,
y aún está allí. Si pueden mantener su equilibrio, la Hermandad Lemuriana tiene
que ver con descubrir la semilla, aplicarla a sus vidas y difundir la compasión
del conocimiento enseñado originalmente desde las estrellas, a sus hijos, a sus
familias, a quienes las rodean, y a ustedes.
Porque esa enseñanza
hablaba de una vida práctica, no importa que fuera elemental, que fuera una
sociedad inicial, o fuera una moderna. Porque Dios es Dios, nunca cambia, y la
verdad de cómo actuar, comportarse, equilibrarse y volverse compasiva es
siempre la misma, de una generación a otra y a otra.
Pero la razón para la
Hermandad Femenina hoy es que la semilla se ha perdido. Miren lo que ha hecho
la humanidad consigo misma. Miren cómo lo que solía ser la energía chamánica de
las mujeres se ha salido de curso. Es hora de que regrese lentamente, y solo
podrá hacerlo cuando ustedes empiecen a recordar la semilla. Toda madre
presente aquí querría imitar lo que les enseñaron las maestras de las
estrellas. ¡Ustedes las conocieron! ¡Se sentaron con ellas! Les da escalofríos.
¿Pueden recordar algo? Si no pueden recordar, les diré que su akash sí
recuerda, y no hay nada como eso, ser humano. Y solo las mujeres tienen el
conocimiento.
Y ahora saben qué podría
ser lo que las trae aquí. No solo la celebración; no solo la recordación, sino
la semilla.
Que comience la ceremonia.
Y así es.
Kryon
Desgrabación
y traducción: M. Cristina Cáffaro