El Valor de Tener el Control
Mayo 15, 2025
José Luis Stevens
Desde la primera
llegada de la humanidad a este planeta hemos estado aprendiendo cómo controlar,
bueno, todo. Los primeros humanos se beneficiaron aprendiendo a controlar cómo
abordaban su medio ambiente, cómo distribuir semillas para multiplicar sus plantas
favoritas para cosechar, cómo apartar animales de los acantilados, para tener
carne garantizada, cómo almacenar alimento para el invierno, cómo controlar a
los roedores y pestes que destruirían sus almacenajes, cómo construir refugios
para controlar el exceso de calor, lluvia, nieve y demás. Aprendieron a
controlar su respiración para apuntar perfectamente con arco y flecha;
aprendieron cómo estar en silencio y cazar contra el viento de los rebaños, y
otros innumerables métodos para controlarse a sí mismos y sus condiciones
ambientales para mayores probabilidades de supervivencia.
A medida que los
humanos progresaban, sus esfuerzos para controlar continuaron y se
fortalecieron. Aprendieron a controlar masas de agua con represas, a desviar
corrientes de agua para regar sus cultivos, a acceder al agua por medio de
pozos, desarrollaron fortalezas para controlar a los hostiles y brindar
seguridad a su gente. Aprendieron a controlar la expansión de sus vecinos y la
invasión de ejércitos desarrollando armas avanzadas que eventualmente
condujeron a controlar por medio de sus propias invasiones y dominación de
imperios siempre en expansión. Aprendieron cómo ganar mayor control extrayendo
elementos y minerales de la tierra que se convirtieron en espadas y
maquinarias, aprendieron a controlar el fuego, y luego la electricidad.
Más
recientemente, los humanos han aprendido a controlar máquinas de viaje espacial
y las condiciones extremas y hostiles del espacio. Hemos aprendido cómo
controlar las condiciones para desarrollar medicinas para controlar la presión
sanguínea, diversos órganos del cuerpo, enzimas, virus, bacterias, y una lista
interminable de condiciones biológicas. Hemos aprendido a controlar estructuras
atómicas y subatómicas, a hacer nuevos metales más livianos, baterías, chips de
computadora, etc. Desarrollamos el dinero y medios de intercambio y pasamos
décadas monetizando todo y buscando cómo extraer más dinero de casi todo lo que
hacen los humanos. El comercio mundial, nacional, y los sistemas económicos del
mundo son constantemente manipulados para obtener control sobre la riqueza y la
pobreza.
Parecería que la nuestra es una historia de desarrollar control o tratar de controlar casi todo lo que contactamos, y esto significa que todos y cada uno de nosotros está programado y condicionado para ver al mundo a través de los ojos de cómo controlarlo. Ciertamente hemos aprendido y durante miles de años hemos intentado controlar a nuestros hijos, nuestros cónyuges, nuestras familias a través de la manipulación, transacciones, medios sutiles y no tan sutiles. La mayoría de las mujeres han aprendido a controlar a los hombres simplemente observando qué los motiva y qué quieren más que nada, que es usualmente sexo, poder y libertad. A través de transacciones sutiles o no muy sutiles, cambiando orgasmos por seguridad, influencia, o acceso a las finanzas, las mujeres se han arreglado para esquivar la dominación total a través de la historia. Algunas mujeres se volvieron sumamente poderosas e influyentes usando los poderes del control para llegar a la cima. No es necesario decir que muchos hombres han hecho lo mismo pero por medios levemente diferentes. Los hombres han aprendido a controlar a las mujeres observando sus rasgos y viendo qué es más efectivo para manipularlas. En muchos casos este control viene bajo la forma de una dominación física y emocional, que a veces toma la forma de abuso psicológico, erosionando la confianza de la mujer en sus propias observaciones y visiones, en un intento de mantenerla bajo el control del esposo. Los hombres se controlan uno a otro a través de transacciones que amenazan las ambiciones del otro o su seguridad. Esto se ve mejor en las actividades de los capos de mafia y sus secuaces. Estos son solo unos pocos ejemplos de cómo se juegan estos juegos de control, hay muchísimos.
Por supuesto,
todo esto da lugar a la pregunta: ¿el control es buena cosa, o no? Ciertamente,
el control ha ayudado a la humanidad no solo a sobrevivir sino a prosperar en
el escenario del mundo. Pero ¿dónde termina la ventaja y empieza la
desventaja? ¿Cuándo se desea tanto
querer el control que resulta en perder destructivamente el control? ¿Las adicciones no son todas realmente un
resultado negativo de humanos super controlados que tratan de probar que ellos
son realmente los que controlan, cuando no es así, o se rebelan contra el
exceso de control de sus vidas? Los
estudios de la salud mental muestran claramente que las personas que están
excesivamente controladas emocionalmente, son las más peligrosas entre nosotros
o bien las primeras en quebrarse bajo un estrés extremo. ¿Las personas adictas a controlar a los demás
no se inclinan hacia el fascismo, la autocracia, el autoritarismo extremo? ¿No
hay muchos ejemplos de la escandalosa destructividad de esos tiranos,
dictadores y mafiosos mundiales? La gente
muere bajo su dominación por millones, a través del genocidio, la tortura, el
encarcelamiento, la desaparición, el hambre y el descuido.
Miremos más de
cerca a la pregunta sobre el control positivo y el control negativo, En una
operación de minería, un inspector investiga los túneles para evaluar el
potencial de derrumbes y otros peligros en un entorno inherentemente peligroso.
Por medio de observaciones cuidadosas y pruebas, el inspector pide soportes en
ciertas ubicaciones, y evalúa más aún el potencial de pérdidas de gases
venenosos y de inundación. Esto no se
hace por miedo, sino por prudencia para evitar pérdidas de vidas, demoras y retrocesos
en la operación. El investigador hace recomendaciones para controlar esas
posibilidades y son seguidas con la esperanza de resultados positivos. Se agrega infraestructura para impedir que
los techos cedan, se agregan ventilaciones para eliminar gases tóxicos y se
colocan bombeadores para un caso de inundación. Estos controles son todos
buenos, basados en observaciones neutrales, no provienen de la inseguridad sino
de decisiones pro activas. Sin embargo, no todo funciona de esta manera, porque
el mayor problema humano es el miedo.
En todos los
casos, verás que se producen resultados desdichados cuando el motivo es el
miedo, no la prudencia normal. Todos los
tiranos y dictadores son matones miedosos, totalmente inseguros, narcisistas y
sociopáticos. Por lo tanto, todo lo que sale de ellos es dañoso y destructivo a
largo plazo. ¿Por qué? Porque su
motivación siempre es controlar a los demás y a las situaciones, debido a la
paranoia por su propio sentido de seguridad. Cuanto más poder e influencia
obtienen, más paranoicos se vuelven, y más deficiente se vuelve su juicio,
hasta que chocan y se queman. Nunca deja de destruirlos al final. Ahora los
gobiernos, las estructuras corporativas, los partidos políticos, las religiones
y cualquier estructura jerárquica de arriba a abajo suelen ser extensiones del
tirano, de modo que podríamos decir que la cultura se vuelve tiránica, o la
corporación se ha vuelto así, o el partido político/culto/religión, sostiene
las visiones tiránicas. Siempre se puede rastrearlas hasta un humano,
defendiendo ciertas creencias, sentencias, deseos, etc. Y estos siempre están
basados en el miedo. Entonces, el miedo determina cuándo el control va mal y
cuándo es simplemente un instrumento pragmático para resolver problemas.
Miremos a verdades más profundas que involucran el control. En primer lugar, en
verdad, tener control es un mito de proporciones gigantescas. No hay control,
ni siquiera un atisbo de esperanza de control. Hablé con un amigo mío, Laurie
Skreslet, un alpinista del Everest, sobre el riesgo del alpinismo, y él me
dijo: “La estrategia es estudiar todos los riesgos y luego reducir el factor de
riesgo conociendo sus peligros, tomando cuidadosa nota del clima y las
condiciones próximas, inspeccionando todo el equipo múltiples veces y teniendo
protocolos establecidos para cada situación posible conocida.” De todos modos
puede haber accidentes, incluso desastres. Ese es el nombre del juego.
Uno nunca conoce
todos los riesgos, y cualquier cosa es posible. Eso es la vida misma. Ningún
sistema es a prueba de tontos. Puede ser
casi a prueba de tontos, pero incluso entonces puede haber una posibilidad en
un millón de que no funcione, y a veces ocurre. Un meteorito puede caer en el
lugar más seguro, y destruirlo. ¿Cuáles son las probabilidades? Minúsculas,
pero es posible. ¿Permitimos que esto nos aterrorice y nos impida dormir de
noche? No realmente. Cualquiera de nosotros no podría despertar en la mañana,
pero vamos a nuestros asuntos como si pudiéramos. En nuestro centro, entendemos
que no tenemos control completo y nunca lo tendremos, y eso está bien para
nosotros. Para algunos no lo está. Entonces, pasan su vida luchando para
establecer control completo sobre todos y sobre todo. ¿Para qué? Para el mito
de la seguridad. La vida no es segura para el cuerpo ni para el ego. La vida es
totalmente segura para la esencia. ¿Dónde está tu lealtad? Eso hace toda la
diferencia. Los cuerpos mueren. Las personalidades experimentan la desilusión y
el fracaso. ¿Entonces qué? Así es la cosa, y nunca será diferente para los
humanos, a pesar de todas las fantasías de los adelantos tecnológicos.
Lo mejor que
podemos hacer es tratar de hacer la vida tan segura y disfrutable como sea
posible para la mayoría de las personas. En este punto de la historia, la
mayoría de la gente tiene algo para comer, refugio, y mejores condiciones que
las que ha tenido a través de la historia. Todavía hay mucho trabajo por hacer,
principalmente tiene que ver con la distribución adecuada del alimento y los
medios, y terminar con las guerras y la violencia que privan a la gente de
seguridad alrededor del mundo. Todas estas guerras son resultado de los locos
por el control, que son miedosos, débiles, y no tienen sabiduría.
Al preguntar a la
mayoría de los maestros espirituales, “¿Cuál es la respuesta?” Todos ellos
dicen, en tantas palabras: “Suelta, y déjaselo a Dios”. ¡Correcto!!! Con
nuestro condicionamiento y programación colectiva sobre la importancia de tener
control, eso es un pedido fuerte. La mayoría de las personas ni siquiera pueden
soltar lo bastante su propia mierda, mucho menos soltar todo su pensamiento,
planeamiento, análisis, control, y rehacer la narrativa del ego una y otra vez
para sí mismos. Sin embargo, ese es el requisito para la paz última de la
mente. Soltar todo eso y descubrir el no-cuerpo que es su verdadera identidad,
su línea base en la consciencia, es la única solución. Nadie (juego de palabras: no-body, ningún
cuerpo; nobody, nadie) no tiene que tener el control. Nadie no tiene miedo
de nada. Nadie tiene que probar nada ante alguien, ni siquiera ante sí mismo.
Qué alivio ser un verdadero Nadie en lugar de simular un alguien. De hecho, qué
tal si el Nadie fuera el nuevo alguien. No, eso no es posible ni deseable. Pero
tal vez Nadie salvará al mundo del exceso de control, al tener a Nadie para
controlar
Al final del día,
todos somos Nadie (ningún cuerpo) Nuestros cuerpos nacen, viven, y
mueren. Somos la consciencia que experimenta tener un cuerpo por un tiempo, y
experimenta no tener un cuerpo antes de nacer y luego de morir. Esa consciencia
es espíritu puro y es la fuente de la única vida que conocemos. No es para el
control; es para la experiencia.
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Traducción: M. Cristina Cáffaro
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