La Rareza de Hablar:
¿Alguna Vez Realmente Podemos Decir la Verdad?
Nuevo Artículo de
José Stevens
(Advertencia: Este es un artículo raro; disfrútenlo)
Al estudiar los escritos de grandes maestros espirituales de
diversas tradiciones y antecedentes culturales, incluyendo mi propia
comunicación esencial con el Espíritu, he llegado a apreciar los detalles de
las palabras y el lenguaje usado para transmitir con precisión las verdades más
altas. Hindúes, budistas tibetanos, budistas zen, taoístas, Sufíes, Cabalistas,
Místicos Cristianos, grandes chamanes, curanderos y curanderas nativos
americanos, y médiums metafísicos, todos comunican claramente las mismas comprensiones
fundacionales de la espiritualidad, sin embargo también suelen decir cosas muy
diferentes sobre ellas.
Por ejemplo, los hinduistas y los budistas tibetanos suelen
decir que nadie puede progresar espiritualmente sin un gurú, pero algunas tradiciones
no mencionan semejantes cosas en absoluto, e incluso sugieren que debe dejarse
atrás a los gurúes. Algunos dicen que
volverse vegano es el único camino posible hacia adelante, y que comer carne
baja las vibraciones, en tanto otros dicen que no importa, porque la comida
solo es parte de la ilusión del ego. Algunas tradiciones sugieren que la forma
física es totalmente una ilusión, y que uno debe excluir identificación con
ella con objeto de volverse iluminado, en tanto otros sugieren que es su existencia
misma lo que hace posible el progreso espiritual. Podríamos seguir y seguir,
pero espero que captes la idea de que hay muchas contradicciones aparentes
entre las diversas tradiciones. ¿Muy confuso, o no? Ciertamente la cultura y la
tradición tienen un papel importante en cómo se sostienen estas diferencias de
opinión. India, por supuesto, tiene una larga historia de gurúes y discípulos,
pero en otras partes del mundo no mucho, o tal vez nada. ¿Qué haremos con todas
estas diferencias y qué es lo que importa sobre todo?
Al final del día, me parece que hay maneras más simples de
mirar estos enigmas; ciertamente más simples que pelearse por ellos. En primer lugar, en el plano físico parece
que todo es una lección, todo es una oportunidad de aprender algo. Muchos científicos ahora concuerdan que es
altamente probable que el universo manifiesto sea una experiencia de realidad
virtual altamente sofisticada. Si eso es así, ¿a quién le importa si es real o
no? Parece ser valiosa y significativa para nosotros si eso es lo que creemos.
Si pensamos que todo es una vasija sin significado, pues, entonces eso se
vuelve temporalmente verdadero para nosotros, hasta que lo vemos de alguna otra
manera. Es como nosotros lo vemos. Por lo que he observado, esta es realmente
una de las lecciones de esta experiencia que tenemos como humanos. Ramana Maharshi, un gran maestro espiritual
hindú, solía contradecirse cuando daba diferentes conferencias a estudiantes de
distintos niveles. Cuando ellos
comparaban sus apuntes, había mucha confusión. Para algunos estudiantes, él
decía que realmente no existe ningún objeto individual, pero para otros
implicaba que la existencia física es real. Le decía a la gente que necesitaban
un gurú, pero luego decía que la presencia física de un gurú era innecesaria.
Podríamos resumir su abordaje de la enseñanza como “Gestos diferentes para
personas diferentes”
Los maestros iluminados y autorrealizados parecen concordar
en que no hay un yo real separado después de todo; no hay realidad en nuestra narrativa,
nuestro rótulo, nuestra identidad como hombre o mujer, tipo racial, edad o
herencia cultural. Regularmente ellos sugieren que estas identificaciones son
una ilusión verdaderamente ficticia del yo egoico, algo que se formó cuando,
como raza humana, comenzamos a negar al Espíritu o Dios y elegimos en cambio
creer que habíamos evolucionado de una sopa química local para convertirnos en
cuerpos independientes en un universo caótico y azaroso. Esta creencia en el
azar de yoes separados incluye la noción de que la consciencia es un artefacto
de la actividad cerebral.
Los maestros dicen que la creencia en el yo separado es el
único problema que tendremos, hasta que nos rindamos y aceptemos que somos uno
con Todo lo que Es. De modo que lo que están diciendo es que en realidad no hay
un yo personal con mi cuerpo, mi coche, mi nombre, mi cuenta bancaria y demás.
Dicen que estas son solo un conglomerado de ideas, sensaciones, percepciones y
sentimientos que estamos interpretando como un yo separado, que necesitamos
soltar esas ideas para descubrir lo que realmente somos, puro ser. También
dicen que la inexactitud de nuestra elección de palabras sigue contribuyendo a
nuestras ideas equivocadas sobre lo que es verdadero.
El problema parece exacerbarse cuando usamos las palabras
“yo” y “mío”. Cada vez que decimos “yo”
y “mío” estamos contribuyendo a una creencia de que somos seres separados y eso
es una negación de lo que somos, expresiones de todo lo que es. Por otro lado, podemos decir “Yo” y estamos
bien en tanto lo digamos con la Y mayúscula, como Todo lo que Es. Hay muchas
maneras de meternos en líos por solo tratar de hablar. Decir “yo soy” es
totalmente verdadero. Decir “yo estoy harto de tu charla” no es la misma Y
mayúscula, de modo que no es realmente verdadero porque realmente no hay un yo
pequeño que esté harto. Allí es donde nos equivocamos. Es un ser simulado el
que se siente así. El Espíritu nunca diría
eso, y somos espíritu. Entonces, ¿cómo expresarnos auténticamente?
Si decimos “te amo bebé”, probablemente nos referimos al yo
pequeño ficticio que quiere tener sexo. Cuando decimos “Yo te amo”, esto es
torpe porque es verdad que “Yo” es el único origen real del amor en el
universo, pero realmente no hay un tú separado para amar. “Yo” eternamente ama
a todo lo que es, de modo que lo más exacto para decir es “Yo amo todo lo que
es”. Esto sería lo correcto, pero una cosa muy rara para decirle a alguien y
muy probablemente no te conducirá a tener sexo. Por eso los antiguos taoístas
eligieron no hablar en absoluto, porque cada vez que abrían la boca se daban
cuenta de que no estaban siendo exactos, y al ser realmente exactos aparecía la
rareza.
En lugar de que todos estemos iluminados pero seamos
incapaces de decir algo exacto, tal vez necesitamos transigir y hablar lo mejor
que podamos, aun cuando sabemos lo que queremos decir cuando decimos “Yo te
amo”- Esto sería la forma breve de decir “Sé que no hay un tú o un yo
separados, sin embargo el amor del Espíritu fluye a través de esta expresión de
Dios que parece estar hablando a todo el resto de Dios que incluye a Dios
expresándose por medio de lo que parece ser tú.” Qué lío. Eso también sería insano. Solo hablemos
normalmente y sepamos qué queremos decir. Créase o no, ese día está llegando y
no falta tanto. ¡Epa! No hay tiempo; entonces ¿cómo podría estar llegando? Ya está aquí, solo que no lo hemos notado.
¿Cómo podríamos notar algo tan monumental, como saber que todo es del Espíritu,
de Dios, de Todo lo que Es?
Si fuéramos antiguos taoístas, la respuesta a esta pregunta
sería – lo adivinaste – el silencio. Eso estaría bien y sería profundo, pero
también terminaría nuestra diversión con nosotros mismos. Necesitamos reírnos
de nosotros, y a menudo. Entonces tenemos que ser capaces de hablar uno con otro
normalmente como seres humanos, al costo de ser totalmente inexactos con cada
palabra que decimos. De hecho, si llegáramos a que todos estuvieran en
silencio, este juego estaría terminado. ¡Puf! No más encarnaciones para nadie. Supongo que ese día llegará, pero yo todavía
disfruto de la conversación, por inexacta que sea. ¿Qué pasaría si no pudiera
decir “Quiero un agua mineral fría, me refrescará?”? Falsedad horriblemente
inexacta que me hace creer algo falso, pero qué importa. No estoy dispuesto a
abandonar todos mis pequeños placeres todavía. De modo que la mejor opción
antes que quedar en silencio, es que pueda soltar una risita cuando digo
“Quiero una bebida fría” porque, aun cuando sé que el pequeño yo es ficticio,
voy a disfrutar esa pequeña ficción ahora mismo. Esa es la cuestión por ser humano, ser
humano, sea una realidad virtual o no, y disfrutarlo, ¿no es así?
Realmente prefiero las enseñanzas encarnadas que consideran
que aquí en la Tierra, en esta realidad, somos físicos, en cuerpos que tienen
necesidades especiales. También hay muchas enseñanzas que implican que ser
físico es algo de baja vibración y necesita ser desterrado. Lo que implica es
que de algún modo es un error, una terrible equivocación, un pecado, y
necesitamos negar la carne, incluso negar el más leve reconocimiento de que
realmente existe. Para mi mente, eso es un error en sí mismo. Empieza a sonar
como un dogma de iglesia y enseñanzas a las que preferiría no volver. Incluso
si la vida física es una experiencia de realidad virtual, con lo que estoy de
acuerdo, igual es una experiencia bonificada. Nuestra experiencia como humanos
puede estar en nuestras mentes, pero aún es una experiencia y no un accidente,
no es simplemente una revuelta contra Dios, y por cierto no es irreal. Después de todo, el Espíritu, por definición
es eterno e infinito, sin excepciones. Eso significa que esta experiencia que
tenemos como humanos en lo que llamamos cuerpos no es una excepción
tampoco. Estos pueden ser ficticios,
cuerpos imaginarios, pero eso no significa que la experiencia sea inválida. Eso
sería como leer una gran novela y al terminarla decir que ese libro fue
inválido. La ficción no es lo mismo que invalidez. La ficción tiene un lugar,
existe, es arte. ¿Todo el arte es inválido? Difícilmente.
Si me siento a jugar al ajedrez, el tablero y todas las
piezas son bastante reales, bien estructuradas, organizadas por medio de reglas
que permiten jugar un juego maravilloso. ¿Es de algún modo ilegítimo?
¿Inválido? Ser humano puede resultar solo una película en algo más grande, pero
suele ser una buena película y puedo encontrar placer en ella. Jugar ajedrez
brinda un desafío, un intercambio disfrutable, una oportunidad para aprender a
jugar con más maestría, y puede ampliar mi visión, al ver que las reglas del
ajedrez son muy parecidas a las reglas de la vida. Al final del juego, se vacía
el tablero, se guarda, me voy a hacer otra cosa, no ha habido ningún daño, y
sin embargo valió la pena. Después del juego, es solo un recuerdo. ¿Fuel el
juego real? ¿Hemos jugado realmente? Tal vez no. ¿A quién le importa?
En definitiva, todo lo que importa es solo “ser” mientras
tal vez se hace algo que puede ser ficticio, como leer un buen libro. El ser de
eso no se puede medir, no se puede probar, pero es la puerta a la libertad. A
los antiguos les gustaba decir “Sé como eres”. ¿De qué otro modo podríamos ser?
Ser es el portal, la puerta a una gran verdad sobre quién y qué somos. También
se ha dicho que Dios no puede encontrarse en ningún lugar sino en este momento,
el eterno momento del ahora. Dios, Todo lo que Es, el Espíritu, no puede
encontrarse en algún futuro o pasado, porque no hay futuro ni pasado ni allá ni
aquí. Todo está aquí aun cuando nuestros ojos 3D y nuestro cerebro lo hacen
parecer tridimensional para que podamos tener la experiencia de navegación
local. Hum. Las cosas que damos por hechas resultan ser ficticias. Eso está bien en tanto usemos bien estas
herramientas temporarias. Puedo volar a Londres o a Tokio y tener la plena
experiencia del viaje por mis sentidos corporales en tanto me dé cuenta de que
no he ido a ningún lugar de verdad. El paisaje a mi alrededor sigue cambiando
pero yo, la presencia, la consciencia, está siempre aquí fuera del tiempo y el
espacio. Al final, despertar no es rechazar nada sino incluirlo todo. Yo soy
Espíritu, soy humano por ahora, tengo derecho a disfrutar de ser humano, tengo
una contribución por hacer, como humano conciente. Esa contribución es ver y
experimentar el Espíritu en todo y así,
alquímicamente, transformar todo de vuelta a su verdadera naturaleza. Eso es
todo. Bastante simple. Tal vez tan simple que es fácil olvidar y aún más
difícil es hablar de eso. ¡Ja, ja!
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