01 agosto 2023

El Placer, la Vergüenza y la Culpa

 Un nuevo Artículo de José Stevens

El Placer, la Vergüenza y la Culpa

Advertencia: Pueden encontrar este artículo algo perturbador, porque puede contener información que contradice directamente lo que tal vez hayan creído verdadero. Traten de leerlo desde una posición neutral.

La vida está llena de placeres. Algunos de esos placeres son estrictamente físicos, y tienen que ver con sensaciones del cuerpo, y muchos otros placeres están basados más en lo emocional o incluso en lo intelectual, como el placer de ver una bella obra de arte, una puesta de sol, o resolver un problema matemático muy difícil o un crucigrama. Incluso estos placeres tienen un grado de sensación física que resulta de sustancias químicas liberadas en el cerebro como resultado de ciertos sentimientos o pensamientos.  Algunos placeres son generalmente aceptados como saludables y socialmente aceptables y, por supuesto, algunos no dependen de la cultura o de las normas sociales. Sentir placer al jugar con un nieto o al observar un ocaso es aceptado en casi todas las culturas del mundo, pero tener una relación amorosa con alguien fuera del matrimonio, o sentir placer al fumar cigarrillos, es generalmente desaprobado y por tanto causa de vergüenza y culpa.

Algunos placeres son saludables desde el punto de vista biológico, como, por ejemplo, beber agua fresca después de una caminata al sol o masticar un durazno jugoso. Todos sabemos que algunos placeres no son biológicamente saludables como aspirar cocaína, consumir mucho alcohol, o participar en formas extremas de sadomasoquismo. Sin embargo, ninguno de ellos necesariamente implica culpa o vergüenza.

Llamamos hedonista a alguien muy afecto a sus placeres de la vida, pero esto generalmente tiene una connotación negativa porque implica que un hedonista es egoísta y elige su propio placer por encima de la lealtad o sensibilidad a los sentimientos de otro. La mayoría de la gente fuera de ciertos círculos no llaman hedonista a alguien en quien confían o de quien son afectos, a menos que, por supuesto, estén describiendo a su gato o su perro, en cuyo caso esto se hace con cierta envidia.

La mayoría de las culturas del mundo son excepcionalmente influyentes en cuando a qué placeres se consideran aceptables o no. Las culturas suelen estar influidas por la religión, y la mayoría de las religiones no suelen ser particularmente afectas a una amplia variedad de placeres personales. De modo que millones, e incluso miles de millones, de personas en la tierra son restringidas de muchas formas de placer, no necesariamente porque estos placeres sean dañosos, sino porque se los considera una antítesis del dogma de la religión. Es interesante que estas prohibiciones no fueran necesariamente fomentadas por el maestro espiritual que se considera fuente de las enseñanzas espirituales. La cristiandad es un buen caso en este punto. Jesús no estaba en contra de ningún placer físico en absoluto, pero las iglesias que devinieron de sus enseñanzas introdujeron una amplia variedad de restricciones y tabúes  con respecto a disfrutar de la vida. Encontraron que esto de colgar de la cruz soportando terribles sufrimientos era una gran manera de hacer que la gente sintiera culpa y vergüenza por querer experimentar unos pocos momentos de placer, generalmente orientado a cosas de las que él nunca habló.

¿Alguna vez él dijo que uno no debiera disfrutar del placer del sexo con su cónyuge o que los sacerdotes no debían casarse? No, y sin embargo hay prohibiciones contra estas cosas. Diversas religiones han proscripto el cantar, bailar, el arte, la música, la auto expresión en la vestimenta y la conducta, el placer sexual y más, sin tener nada que ver con  las creencias o enseñanzas de su fundador. En sus extremos, el sufrimiento, el dolor físico y la auto privación han sido prácticas recomendadas para los verdaderos devotos. ¿Cómo se llegó a esta insania, considerando que ninguna de estas actividades ha probado ayudar a alguien a un mayor despertar espiritual? En general el resultado ha sido justamente lo opuesto, haciendo que la gente se obsesione con aquello de que se la ha privado.

Se sabe que los misioneros han invadido las culturas tradicionales de los pueblos indígenas en todo el mundo para inmediatamente frenar sus tendencias naturales a reír, cantar, danzar y disfrutar de sus propios cuerpos. Y sin embargo algunos de esos mismos invasores han sido los que introdujeron el alcohol, sustancia que ha sido muy destructiva para las culturas indígenas.

Por supuesto, estos esfuerzos para erradicar la libertad de disfrutar de los placeres de la vida tienen todo que ver con el control. Si se puede eliminar el placer y reemplazarlo con culpa, vergüenza y miedo, se puede controlar poblaciones enteras. De hecho, hay un intento de volver a introducir esta tendencia en la cultura de los Estados Unidos y en otras partes del mundo también. Otra vez: se trata de controlar a las masas, y del miedo a perder el control que tienden a tener las personas muy reprimidas.

Es interesante que, cuanto más controladora es una subcultura, más problemas tiende a tener con las conductas desviadas. Por ejemplo, la pedofilia está mucho más concentrada en el clero y los miembros de religiones y sistemas de creencia  muy restrictivos. A menudo, la gente más contraria a la pornografía es gran consumidora de eso, y la gente que más discrimina a homosexuales es la que tiene esas mismas tendencias.  Los hombres que violan mujeres suelen haber crecido en familias muy restrictivas y tienden a ver a las mujeres como seductoras que quieren secretamente ser violadas. Todo esto es profundamente loco.

Nótese que la proyección desempeña un gran papel en la gente que quiere desterrar el placer de la vida o controlar la conducta de las personas. Son los que tienden a decir: “Ustedes son malos. Están fuera de control. Todo lo que quieren hacer es egoísta. No pueden disfrutar de tu cuerpo. Eso no está bien.  Son todos pecadores. Son pedófilos y violadores”. La verdad es que esa persona que señala con el dedo es el mayor candidato a esa conducta y es expuesto todo el tiempo en las cortes de justicia aun cuando su cultura ignora este hecho bastante obvio.

Ahora bien, aquí hay algunos hechos interesantes que parecen contradecir  muchas creencias centrales de las personas que condenan el placer. Las estadísticas muestran que los hombres célibes tienen una mayor incidencia del cáncer de próstata que los hombres sexualmente activos. ¡Interesante! ¿Podría ser que la conducta natural sea realmente más saludable que la restricción no natural? Al observarlo, así parece, seguramente. Actualmente no hay evidencia en absoluto, basada en mucha investigación, de que mirar pornografía haga que la gente cometa delitos sexuales más que otra gente, y no hay evidencia en absoluto de que produzca enfermedad mental o que incluso se pueda clasificar como adicción.  ¿Por qué? Porque la evidencia es fuerte de que es natural en las personas querer observar conductas sexuales, especialmente cuando no tienen libre acceso a ellas. Entonces, una persona que mira pornografía regularmente, puede ser una persona muy normal haciendo algo normal. “Cielos!” podrían pensar, “Eso no puede estar bien”, sin embargo, la investigación señala en esa dirección. No hay evidencia de que los hombres que miran pornografía traten a sus esposas o parejas con menos respeto que los que no lo hacen, aun si miran sadomasoquismo extremo, cosa interesante. No necesariamente exigen de sus parejas que participen  de estas fantasías con ellos, y la mayoría prefiere que sea una fantasía que nunca se vuelve realidad.

Por supuesto, quienes tienden a mirar pornografía desviada sobre abuso de niños o actos sexuales destructivos pueden estar contribuyendo a un problema social y eso lleva su propio karma, de modo que no estoy diciendo que esté perfectamente bien permitirse conductas que crean terribles sufrimientos a otros. Adonde quiero llegar aquí es simplemente a cuestionar la tendencia a juzgar y criticar los instintos humanos naturales de experimentar momentos placenteros.

¿Dirías que una persona que gusta de visitar galerías para ver bellas obras de arte tiene una adicción al arte ¿Dirías que una persona que ama la naturaleza y quiere dedicar mucho tiempo a estar afuera, es adicta a la naturaleza? ¿Dirías que todo el que disfruta de un helado es un adicto?
Espero que entiendas la idea. Hasta las personas más iluminadas sostienen prejuicios y creencias que son estrictamente culturales y no están basados en verdades espirituales. Suele ser el caso con respecto a las enseñanzas de los gurúes hindúes, los maestros Zen e incluso los místicos.   La creencia parece ser que si usas el cuerpo físico en “frecuencias vibratorias bajas” no serás capaz de despertar o crecer espiritualmente, pero esto es puro prejuicio y simplemente no es verdad. Hasta el Dalai Lama admitió sostener tales prejuicios al principio de su vida cuando enseñaba a los discípulos que tenían que dejar de ser gay para ser budistas. Eventualmente cambió su posición al respecto.

Hay personas iluminadas que son homosexuales y algunas gustan de fumar cigarrillos, y otras que toman algún trago ocasional. Algunas admiten usar plantas medicinales. Nada de esto parece ir contra su orientación y sabiduría espiritual. Hay maestros iluminados que tienen vidas sexuales activas, y dicen que es mejor que nunca desde que se iluminaron. Una vez estudié con un maestro Zen que, al preguntarle sobre sexo, dijo “Cuando estás caliente, estás caliente. Y cuando no lo estás, no lo estás”.  ¿Qué tal esa simplificación? Es  solo la sencilla verdad.

Muchos no comprenden que, porque alguien disfrute de algún aspecto de la vida, eso no necesariamente interfiere con su  proceso de despertar espiritual. Sin embargo, hay gente en este mundo que persigue compulsivamente un placer u otro y es considerada adicta a una cierta sustancia como la marihuana o una conducta como el juego. Sin embargo, al mirar más de cerca, su problema revela que usualmente no están obteniendo placer de eso, por estar tan conflictuados. A lo que realmente están adictos es a la creencia de que gratificarse con esta sustancia o conducta les dará alivio a su lucha y sufrimiento y permitirá a la felicidad y el placer, que ya está en ellos, manifestarse, tal vez solo brevemente. Cometen el error de pensar que es la sustancia o la conducta lo que brinda placer, pero no necesariamente es así. La gente que los condena tiende a cometer el mismo error en su pensamiento. Al final del día, todas las adicciones son lo mismo. Todas son conductas egoicas que buscan alivio al estrés. Subconscientemente está buscando ser amados y esto suele estar buscando indirectamente tener una conexión espiritual, pero por supuesto no funciona.

Entonces, tener experiencias placenteras nunca es el verdadero problema Los seres humanos están destinados a tener placer en sus vidas. Es completamente normal y beneficioso si  abordan el tener placer como un evento espontáneo y no como algo que se vuelve obsesivo-compulsivo o se convierte en un vehículo crónico de culpa y vergüenza.

Las adicciones son más bien escapes de energía horribles pero la mayoría de las experiencias placenteras suministran energías maravillosas. ¿Alguna vez has contemplado un bello amanecer o una puesta de sol y te sentiste horrible? ¿Alguna vez tuviste una poderosa liberación sexual que fue totalmente en el momento, y más allá de pensarlo, y te sentiste terrible durante eso? Es el pensarlo lo que arruina el placer. (“Yo no debiera estar haciendo esto”). Es el pensarlo lo que conduce a emociones desagradables como la culpa y la vergüenza, ambas productos del ego. ¿Realmente tienes que pensar en el placer de comer una tajada fresca de sandía en un día de calor, o un chocolate caliente en un día frío? No necesitas pensar en eso, todo lo que tienes que hacer es disfrutarlo.

Cuando Krishnamurti, poderoso Maestro Espiritual, estaba en su lecho de muerte, le habló a su sucesor; sus últimas palabras, aquí parafraseadas: “Vive tu vida, enamórate, ten experiencias humanas, realmente sumérgete. Si tuviera que vivir mi vida otra vez, eso es lo que yo haría.” En otras palabras, no esperes a tu lecho de muerte para darte cuenta de esto. Ten algo de diversión.  Al infierno con la culpa y la vergüenza; de allí es de donde vinieron estos sentimientos. Mándalos de regreso.  Terminaremos con una cita del Buda, parafraseada: “Todo con moderación”.

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Traducción: M. Cristina Cáffaro

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