Serie 3 – Parábola
4 – Wo y el Gran Viento
Dios nos ha prometido que estar en nuestro contrato es estar en nuestra
pasión. También significa estar en el lugar correcto en el momento apropiado
para todo lo que hemos planeado para nosotros mismos en esta vida. Aquí está
nuestra última historia, que podría hacerlos pensar dos veces sobre lo que
sienten que sería el lugar correcto en el momento apropiado.
Hemos hablado antes de la entidad individual que llamamos Wo. Ahora bien,
Wo es el nombre que le damos a este humano que camina por el planeta. No se
intenta que Wo represente a un varón o a una mujer, porque cuando estás aquí no
eres ninguno de los dos. Pero para el propósito de esta historia y facilitar el
relato, Wo será un varón. Porque esta es la historia y el viaje de Wo en el
gran viento.
Wo era un individuo iluminado, y vivía en una isla muy pequeña con muchos
otros. Vivía una buena vida, porque ciertamente estaba en un sendero
espiritual. Llamaríamos guerrero de la luz a Wo, porque él meditaba y seguía a
su guía. Tenía buenos hijos con quienes enseñaba la esencia de Dios por medio
de su amor. Wo era muy amado por sus vecinos, porque reconocían que era un
hombre bueno.
Y así, encontramos a Wo viviendo en la isla. Cada día Wo decía: Querido
Dios, te amo tanto. Deseo mucho estar en mi contrato, el lugar correcto en el
momento apropiado. Eso es lo que quiero. A medida que Wo avanzaba en su vida,
un año tras otro, bajaba diariamente hasta la playa, y con el sonido de las
olas golpeando sus oídos, se acercaba al
agua tanto como podía sin mojarse, y allí se sentaba. Wo decía: Querido Dios,
ponme justo donde corresponde. No importa si me lleva lejos de aquí; quiero
estar en mi punto ideal, mi contrato.
Ahora bien, ven, Wo estaba haciendo esto correctamente. Y era muy honrado
por esto. Wo también decía: Y en esta nueva era, querido Dios, hay algo que
realmente me gustaría que me regales. Sé que algunos nunca reciben esto, pero
si es apropiado, déjame ver a mis ángeles guías, aunque sea solo una vez.
De modo que ahora conocen los procesos internos de la vida de Wo en su
mente. Este es quien él era.
Ahora bien; una gran tormenta se aproximaba a esta isla con tremenda
ferocidad. Wo estaba asustado, porque parecía que la tormenta iba a atravesar
directamente su casa. En cientos de años nunca había habido una tormenta así;
era ciertamente poderosa. A medida que se acercaba, muchos se fueron de la
isla. Pero Wo se quedó, sabiendo muy bien que él estaría en el lugar correcto
en el momento apropiado, tal como lo había co-creado.
Wo esperaba que en cualquier momento el viento cambiara milagrosamente su
curso. Pero, verán, no lo hizo; en cambio se
volvió peor y peor. De modo que los residentes fueron recluidos en sus
hogares y se les dijo: No salgan afuera, serán dañados si lo hacen. Entonces la
gente permaneció en sus casas, y vieron venir el viento y crecer las aguas.
Vieron que sus casas empezaban a desintegrarse y los pedazos de otras casas
pasaban volando. Estaban muy asustados. Pero Wo estaba en silencio. No le habló
a Dios sobre lo que estaba ocurriendo. Verán, Wo estaba enojado. De hecho,
estaba furioso, porque se sentía traicionado. ¿Cuántos años he pedido una cosa?
Y ahora que llega el momento no la recibo, se quejó Wo. Los vientos
se volvieron más fuertes y Wo más furioso.
Dios no sacó a mi familia y a mí de este lugar inapropiado, gritó Wo con
desesperación, oyendo que el porche trasero de su casa era arrancado de sus
amarres.
Luego Wo oyó los camiones que venían por las calles a recoger a la gente.
Los parlantes de los camiones anunciaban: Ustedes no están seguros. Suban a
estos camiones mientras todavía puedan, los llevaremos a la escuela, donde el
edificio es sólido. Allí tendrán refugio seguro.
Y así, los grandes camiones fueron juntando toda la gente de la isla,
llevándolos a las diversas escuelas e iglesias.
Wo fue a parar a una de las escuelas más grandes, cerca de su casa. Cuando
estuvo allí, miró las caras mojadas de sus vecinos, pálidas y temerosas. Pero
en los ojos de Wo solo había enojo con Dios por encontrarse en semejante
situación.
Todos bajaron por las escaleras hacia el sótano del gran edificio, y se
agacharon en los rincones fríos, donde pensaron que estarían a salvo. Por
cierto la electricidad se cortó allí
también, y estaban en la oscuridad. Aparecieron las velas, pero luego empezó a
entrar el agua, y el viento empezó a despedazar la misma trama del edificio de
la escuela. Empezaron a oír ruidos del cemento y la madera. Se acurrucaron en
la oscuridad, aterrorizados, sin emitir sonidos propios.
Entonces, Wo llegó a una conclusión asombrosa. Se dio cuenta de que no
tenía miedo. Estaba muy enojado, pero no tenía miedo. Miró alrededor y vio a
todos los que se acurrucaban en los pasillos. El agua les llegaba a los
tobillos y crecía. Se congelaban sin ninguna calefacción, ni siquiera luz de
las velas, pues las velas solo duraban una hora. También vio su terror, porque
muchos sentían que esa noche todo el grupo moriría. ¿Cómo podía no ser así? Si
les dijeron que el ojo de la tormenta ni siquiera había llegado a ellos, y que
iban a experimentar vientos que serían aún peores. Si la escuela se
desintegraba, seguramente estarían a merced de los elementos de la lluvia y el viento.
Ningún humano esa noche había experimentado nunca el poder de la naturaleza
como lo experimentaban ahora.
Y entonces Wo se puso de pie en el lugar donde se había sentado en su ira,
abrazó a su familia y dijo: Hay trabajo que
hacer. Estarán a salvo. Y miró a los ojos de sus hijos y dijo: Miren, no
hay miedo en mis ojos, porque me han prometido que estaremos a salvo.
Luego Wo empezó a ir de un vecino a otro y de un grupo a otro, Les habló de
su amor a Dios y les dijo que Dios nunca le había fallado. Les dijo que
estarían a salvo y les impartió el amor que solo podía venir de un ser humano
iluminado. Al dejar a cada grupo, vio que el terror también se iba, como una
nube negra que se disipara. Les quedaba la esperanza; algunos del grupo
empezaron a cantar canciones. Entonces, en lugar del terror en el silencio del
miedo, el sonido de los cantos lo reemplazó. Algunos del grupo empezaron a
reír, contando historias humorísticas de sus vidas, y el miedo disminuyó y el
terror se fue.
Wo, a medida que pasaba de un grupo a otro, hizo su trabajo esa noche, y
como alguna clase de milagro, los vientos más fuertes nunca llegaron. En
cambio, la tormenta se revirtió y se fue por su lado, disminuyendo lentamente
en lugar de intensificarse.
Justo para el momento que Wo terminaba su trabajo, la tormenta había
calmado lo bastante para que la gente pudiera regresar a sus casas. El sol
estaba apareciendo, y Wo se dio cuenta de que habían estado allí toda la noche.
Al salir afuera, el viento casi había calmado totalmente. ¡Qué rápido se
había retirado! Los pájaros cantaban, salió el sol y todos se dirigieron a sus
hogares. Oh, y algunos se entristecieron mucho porque sus casas estaban
destruidas. Y sí, Wo estaba entre todos estos vecinos, viendo que su techo y su
porche ya no estaban, y había entrado el agua y arruinado muchas cosas.
Y así fue que, en las semanas siguientes, empezó la reconstrucción, y
siguió bien, lentamente en la isla empezó a tejerse una historia. Verán: había
informes de noticias de lo que había sucedido esa noche en la escuela. La gente
contaba historias de esa noche terrible, diciendo: hubo un hombre y sus
asociados, que vinieron a nosotros en la oscuridad en los momentos peores de
miedo. Nos dijeron que estábamos a salvo y nos dieron esperanza. Reemplazaron
la oscuridad con amor y paz. Trajeron refugio a nuestra consciencia
aterrorizada y también nos trajeron humor. Nos dieron canciones. Y esa noche,
eso nos cambió, porque ya no tuvimos miedo.
Nuestros hijos respondieron primero, porque vimos en los ojos de nuestros
niños que ellos ya no estaban aterrorizados, y entonces nosotros nos relajamos.
El nombre de ese hombre era Wo.
Un grupo tras otro informó este evento asombroso, y para incomodidad de Wo
le pidieron que viniera a una ceremonia donde se lo honraría.
De modo que, a regañadientes, Wo fue y oyó el testimonio de los vecinos
contando cómo él y sus asociados habían ayudado esa noche.
Después de la ceremonia, Wo fue a la playa y se sentó cerca del agua.
Entonces se dio cuenta de qué significaba estar en el lugar correcto en el
momento apropiado. Se dio cuenta de que todas sus oraciones y toda su capacidad
co-creativa como ser humano en la nueva era había fructificado.
Lo ven, Wo había rezado para estar en el lugar correcto en el momento
apropiado, y allí es donde estuvo exactamente. Se dio cuenta de que sus
oraciones habían sido respondidas en un 100%.
Entonces Wo lloró, porque se dio cuenta de que una co-creación 100%
significaba que sus guías también habían estado allí esa noche. Cada grupo de vecinos había visto a tres: Wo
y sus dos asociados.
Wo sabía que había entrado solo en la oscuridad para ayudar a sus vecinos
esa noche de tormenta, eso pensaba. Sin embargo todos habían visto a sus
ángeles. Dios había respondido a sus oraciones, a todas. Entonces, aunque Wo no
estaba conciente de eso todo el tiempo, sus guías angélicos habían sido vistos
claramente a la luz de las velas. Sus vecinos los habían descripto, y en las
voces de quienes él había ayudado, Wo vio a sus ángeles.
Oh, es verdad que él perdió su casa, y es verdad que algunas posesiones
estaban destruidas, pero el contrato que él había acordado antes de venir, se
había cumplido. Y todo empalidecía al compararse con eso.
Todas las oraciones co-creativas se habían centrado en estar en el lugar correcto
en el momento apropiado. Wo se dio cuenta de que Dios lo había honrado con el
completo milagro de la co-creación.
De allí en adelante, Wo supo lo que significaba co-crear y orar por su
contrato. Supo que no significaba librarse de todas las pruebas. No significaba
que no estaría presente cuando la Tierra se sacudiera. Significaba que él
estaría en un lugar ideal y estaría en paz total cuando estas cosas sucedieran.
Y significaba que estaría disponible para facilitar a otros seres humanos
cuando más se necesitaba. Cambió su vida, porque descubrió su pasión, la de ser
capaz de traer paz a las vidas de otros. En el lugar correcto en el momento
apropiado.
Cuando yo acepté hacer el trabajo de Kryon, lo que yo esperaba era estar
directamente en mi contrato. Esperaba que mi lugar ideal de pasión me permitiría estar en el lugar correcto en
el momento apropiado. Todas las cosas serían perfectas y apropiadas. Eso es lo
que Dios prometía.
En mi inocencia sobre la manera en que funcionan las cosas espirituales, no
entendí que estar en mi lugar ideal requería las pruebas oscuras que venían con
eso.
Me encanta el hecho de que decenas de miles de personas de la nueva era en
todo el planeta apreciaran los libros y me escribieran para decírmelo. Esto
ciertamente era un lugar ideal.
Me asombró recibir una invitación a la sociedad para la iluminación y
transformación, el grupo dentro de las Naciones Unidas, y realmente ir allí y
hablar. Conocer trabajadores de luz planetarios tan maravillosos. Me asombré
cuando se inició la Revista Kryon y se suscribieron miles, y cuando mi carpeta
online de América se volvió la más popular de la nueva era en su historia.
Luego llegaron los ataques al trabajo, como Wo, me enojé. ¿Cómo puedo
llevar conmigo una lata de pintura blanca durante años, y de pronto algunos
dicen que es negra? ¿Cómo puede un trabajador de luz atacar a otro? ¿Dónde está
el amor?
Yo no podía entender por qué el nombre de Kryon era visto como maligno y
traicionero. Las citas mal hechas, las palabras retorcidas, ¿por qué alguien
haría algo así?
Ahora, en retrospectiva, veo que Dios puso la integridad del trabajo en el
fuego. Hizo que la gente repensara lo que se ofrecía. Hizo del discernimiento
una cuestión clave en esta nueva era. Nos hizo pensar dos veces antes de creer
cualquier mensaje que pudiera venir de alguna entidad.
A través de todo este repensar, Kryon surgió como el mensajero lleno de
amor que dijo ser, y miles en todo el país lo reafirmaron por escrito y
agradecimiento verbal.
Yo había pasado por el gran viento, y me había sentado con Wo en la playa,
y también lloré de alegría por saber que estaba exactamente donde se suponía
que debía estar.
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