LAS PARABOLAS DE KRYON –
Serie 4 – Parábola 2 – David, el Indio
Esta es la historia de un indio
que vivía en una isla encantadora donde tenía todo lo que necesitaba. Pero su
curiosidad por saber más sobre los alrededores lo separó del resto.
Había un indio llamado David que
vivía en una isla. Y para quienes desean saber más acerca de por qué un indio
se llamaba David, tendrán que analizar eso más tarde.
Esta isla en que vivía David era
buena, y era abundante. David era del linaje de la realeza en esa isla, porque
su abuelo era el Jefe. David vivía una buena vida en la isla. Había abundante
comida, muchas cosas crecían y podían comerse. El pueblo de David y su tribu
vivieron bien durante muchos, muchos años.
Ahora bien; la isla estaba
rodeada de un atributo raro; había un banco de niebla. Era muy espesa. La
encerraba. Empezaba a tres millas de la costa. Rodeaba a la isla completamente,
y como la niebla nunca venía a la costa, los días en la isla eran generalmente
soleados y claros. La niebla permanecía apartada de la costa a la misma
distancia un año tras otro, como una señal ominosa. Nadie podía ver más allá de
ella.
David creció con esta niebla, y
los del pueblo la habían experimentado una generación tras otra. No la
entendían, pero la temían, ya que de vez en cuando alguno del pueblo se
aventuraba en el banco de niebla y nunca regresaba. Incluso David recordaba,
cuando niño, uno de la tribu que era mayor y cerca de su muerte, eligió subir a
su canoa y entrar en la niebla. Había muchas historias sobre lo que sucedería
si entrabas en la niebla, mayormente contadas de noche, a la luz de las
fogatas.
A los del pueblo se les enseñaba
que si alguno entraba alguna vez en la niebla, el resto de los del pueblo
entrarían en sus casas y villas y no lo
mirarían. Verás, había un gran miedo de esta niebla maligna. Pero David, siendo
de la realeza, pudo observar unos pocos de
estos eventos con los mayores, cuando niño, y luego como adolescente.
El único evento que realmente
recordaba era cuando el viejo entró en
la niebla. Recordaba que, mientras el viejo entraba en el banco de niebla, él
lo vio tomar su remo mientras la canoa se deslizaba suavemente entrando en la
niebla. Y según se esperaba, él nunca salió de nuevo, tal como habían dicho los
mayores: Nadie que se aventure en ese banco regresa jamás. Y los de linaje real
permanecieron muchas horas mirando la niebla después de que el viejo
desapareciera en ella, esperando algo que había sido predicho que ocurriría. A
menudo, durante un tiempo oían un ruido sordo, gigantesco, un sonido temible
que causaba miedo en sus corazones, como
un rugido que no podían comprender. David recordaría por el resto de su vida
cómo sonaba. Quién sabe qué podría haber sido. Tal vez un monstruo al otro lado
del banco de niebla. Tal vez el sonido de un gigantesco remolino o una cascada,
esperando para tomar las vidas de
quienes la atravesaran.
Ahora bien; parece extraño que
David, a los 34 años, tomara la decisión que tomó, pero sentía una atracción de
la niebla. Sentía que había algo más en su vida, que él se estaba perdiendo.
Tal vez era una verdad que había estado dormida durante años, y de algún modo
la niebla tenía la respuesta. Es verdad que nadie había regresado jamás, pero eso
no significaba que se hubieran ido, pensaba David.
De modo que David salió con
valentía, sin contarle a ninguno de los mayores ni a los del pueblo, para ver
qué había del otro lado del banco de niebla. Subió lentamente a su canoa e hizo
una ceremonia en preparación para lo que
estaba por hacer. Agradeció a Dios por su vida, y por la revelación de lo que
vendría. Sabía que, sin importar qué le sucediera, al menos tendría el
conocimiento. Y eso es lo que lo impulsó.
Y entonces David remó
silenciosamente y suavemente hacia el banco de niebla. Nadie lo estaba
observando, porque él no había anunciado lo que estaba ocurriendo. Pronto
estuvo al borde de la niebla y se acercaba más. Entonces David notó una cosa
rara. Nadie se había acercado intencionalmente al banco anteriormente para
observar algo así, pero lo estaba arrastrando adentro. Ante esta sorpresa, el
elemento de miedo empezó a aferrarlo. David ya no necesitaba su remo, de modo
que lo levantó y lo puso en la canoa. La canoa desapareció dentro de la niebla,
con él dentro de ella. Todavía había silencio cuando David entró en el banco de
niebla, a medida que la corriente seguía llevándolo hacia adelante. Se volvió
más y más oscuro, y entonces David empezó a reconsiderar lo que había hecho.
“Soy un hombre joven. Le he fallado a mis mayores, porque yo estaba en el
linaje real, y he elegido una cosa muy tonta.”
David estaba asustado, y el
miedo cayó sobre él como un manto de muerte, y la negrura empezó a entrar en su
cerebro y él tembló con frío y emoción a medida que la canoa aceleraba
silenciosamente por sí sola. David estuvo en el banco de niebla durante horas,
y parecía que nunca terminaría. Se agachó en su canoa, porque supo que había
cometido un error. ¿Qué pasa si nunca cambia nada? Se dijo para sí. ¿Qué pasa
si estoy aquí para toda la eternidad y muero de hambre en esta canoa?
De pronto David tuvo una visión
de miedo en que todos los que habían ido antes estaban ahora flotando
interminablemente en sus canoas, yendo en círculos alrededor de la isla.
Esqueletos en la niebla oscura. ¿Vería a aquel viejo de años atrás? ¿Alguna vez
habría algún cambio?
Oh, ¿dónde está la verdad que yo
buscaba?, gritó David en voz alta en la niebla. Y entonces sucedió: David salió
al otro lado del banco de niebla. Quedó atónito ante lo que vio, porque allí
frente a él había un continente entero. Claro. Lleno de muchos pueblos y
habitantes tan lejos como llegaba a ver. Podía ver humo saliendo de sus
chimeneas, y oírlos jugando en las playas. Algunos miraron al banco de niebla y lo vieron inmediatamente y cuando él salía
lo observaron e hicieron sonar sus trompetas en celebración, para que los otros
supieran en la costa que otro valiente había atravesado la niebla.
Luego David oyó un gigantesco
rugido viniendo desde la tierra, un rugido de celebración, un rugido de honor.
Lo rodearon con canoas y le arrojaron flores. Cuando llegó a la playa, vinieron
y lo llevaron en andas celebrando su salida de la niebla.
David, el de la realeza, empezó
una nueva vida enriquecida ese día.
Podrías decir: Yo sé de qué tata
esta parábola. Es sobre la muerte, ¿no es así?
No, no lo es. Esta parábola se trata de entrar a la nueva energía, e
incluso a la ascensión. También trata
sobre estar contento dentro de tu
pequeño grupo y nunca aventurarte fuera de él debido a la niebla de lo que no
es familiar. Trata sobre lo que está delante de ti, si eliges transitar el
camino. Porque delante de cada uno de ustedes hay un banco de niebla, que a
veces es su miedo, otras veces es su naturaleza que no cambia. Cada clase de
niebla es un desafío diferente y lección, para cada persona, en grados diversos.
¿Qué es lo que te da más miedo?
Para muchos de ustedes, es el miedo al éxito, y el miedo a estar en su sendero
contratado; el miedo a la abundancia. Tal vez es el miedo a la iluminación.
Puede que sea el miedo al cambio. Te alentamos a que camines hacia tu miedo,
erguido, sea lo que sea que te dé mayor ansiedad, que sabes que es tu lección
de vida, que debe ser atravesada, de cara a ella, con valentía, sabiendo que es solo una fachada.
El miedo es el banco de niebla
en la parábola, y del otro lado hay celebración. Pero entrar en ella a veces
crea un tiempo de oscuridad, un tiempo transicional para permitir adaptarte a
lo que vendrá. Quienes te rodean te van a prevenir en contra, diciéndote que no
es para ti. Pero una parte tuya conoce la verdad, y algunos de ustedes la
buscarán por sí mismos.
¿Por qué Kryon les trae esta
parábola? Es para ejemplificar la responsabilidad en esta nueva era nuestra.
Este es el tiempo para la habilitación, la responsabilidad por toda la energía
del planeta. Y es tiempo para que tú reconozcas tu camino. Es hora de mirar a los
ojos de tus adversarios y decir: “Te conozco; sé quién eres; y elijo
desconectarme de tu energía.”
Aquí es donde se pasan las
pruebas, y donde se elevan las vibraciones para el planeta., porque no hay un
lugar más ideal en este planeta que
donde reconoces quién eres. Porque todas las cosas que te dan dolor pueden
ahora ser cambiadas por tu intención de hacerlo así.
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