Canalización de Kryon por Lee Carroll
Coro de Tonos Pineales Nº10 – Cancún, México – 11
de noviembre 2022
Canalización Nº 4
Me gustaría continuar. Quiero hacer honor a los indígenas, de muchas maneras, no solo por tener la valentía de empezar a salir y mostrar algunas de sus maneras.
Ha
habido miedo, durante mucho tiempo, de que la sociedad moderna tomara lo que
era sagrado y lo arruinara. Y lo que está sucediendo en este Cambio es
diferente, porque ahora están viendo que muchos acuden a ellos, los guardianes,
y les dicen: “Muéstrennos lo que necesitamos conocer”
Hay
mucha evidencia, queridos, de lo que se trata la premisa de toda esta serie.
Hablamos de eso que son las semillas de las estrellas; hablamos de procesos que
ellos tenían que ahora nosotros estamos emulando; tonos que ellos tenían. Los
tonos son multipropósito, y hablaré de eso en un momento.
Están
solo allí quietos, o aprendidos, con objeto de enviar señales, y hay más.
Llegaré a eso en el próximo mensaje. Pero hay mucha evidencia a plena vista, de
lo que estamos hoy viendo aquí. Si se fueran de este lugar, y le contaran qué
están haciendo a un amigo que no entiende esto, ¿por dónde empezarían? Es muy
difícil contarle a alguien que nunca ha oído esta verdad, o que quizás no
quiere oírla, y tiene la realidad de consenso con la que creció. Es muy difícil
para él, cuando tú dices ¿Qué tal si fuimos sembrados de las estrellas, hace
mucho tiempo? ¿Qué tal si hubo una
Lemuria, una Lemuria real? ¿Y qué tal si en aquella Lemuria había cosas que
nosotros podemos emular? Conocimiento que podemos obtener, procesos que eran
nuevos, verdad central original, ¿qué tal? Eso es lo que se va a descubrir
lentamente. Pero ya hay muchos lugares en este planeta donde se cree esto. No
lo obtuvieron de mí. Déjenme llevarlos a dos de ellos.
Hay
algunos en este salón, lo sé, que han estado en un lugar muy lejano en el
hemisferio sur, llamado Rapa Nui. Otros lo llaman Isla de Pascua. Es el lugar
donde están todas las cabezas talladas en piedra. Esas cabezas de piedra pesan
13 toneladas cada una, ustedes saben que las piedras egipcias solo pesan 3. Y
sin embargo, ellos llevaron esas piedras desde la cantera y las pusieron en
toda la Isla, y todas ellas miran hacia adentro. Y no son dioses. Eran
ancestros. Cada piedra representa a un ancestro mirando a la Isla, y las tallan
como miembros de la familia, para ayudarlos. Excepto algunas. Hay siete de esas
magníficas, enormes cabezas de piedra, muy altas, que miran hacia el océano.
Y
cuando ustedes van a Rapa Nui y preguntan a los indígenas qué son esas siete, y
por qué miran hacia el océano, ellos dicen “Estos fueron los siete viajeros que
iniciaron nuestra Isla. Estos son los que vinieron del norte.” Estos eran de
Lemuria (se ríe). La misma historia
que nosotros les hemos dado a ustedes, sobre los que salieron de Lemuria en sus
canoas y fueron hacia el sur. Le hacen eco los indígenas, en su mitología,
porque ellos construyeron las piedras donde aquellos desembarcaron. Y ellos
hablan de una historia involucrada, y por qué vinieron, por qué se volvieron y
qué trajeron de Lemuria. Justo donde dijimos que estaba Lemuria.
Pero
la más encantadora y de más larga data, la historia que aún está allí para que
ustedes la vean, está justo en el corazón de Australia. El Centro Rojo, la
llaman, Ayers Rock, la llaman algunos, hay una tribu llamada los Anangu, y
ellos reflejan una creencia de todas las tribus aborígenes de Australia. Ellos
dicen que en la última década el ADN ha confirmado – confirmado absolutamente –
que estos indígenas de esta gran tierra han estado allí, con el mismo aspecto
de ahora, viviendo como lo hacen ahora, creyendo lo que creen ahora, durante
60.000 años. Eso va en contra de toda la sociología, que les dice cuándo
comenzó la civilización. Te dan las reglas sobre qué crea una civilización, y
entre ellos hay lenguajes escritos y religión. Y ellos
no tienen eso. Tienen una civilización con verdades centrales.
¿Y
por qué les estoy contando esto? Porque
cuando van al Centro Rojo de Australia, y hablan con una anciana, que sería una
mujer, y hablan con una chamana, que será una mujer, y si ella se abre a
contarles lo que ella sabe, les dirá esto: Venimos de las Siete Hermanas (Pléyades). Venimos de los pleyadianos.
Incluso hay allí una caverna donde podrán ver una descripción de los
aterrizajes, que ellos dicen que ocurrieron. Y luego siguen diciendo: “Y las
Madres de las Estrellas todavía están aquí.” Y se refieren a aquellas cuyos
nombres no se pueden pronunciar: las Madres de las Estrellas. No se debe ir a
lugares sagrados, de los que se encargan las mujeres. Las mismas cosas que yo
les conté sobre Lemuria, que parecían increíbles y estrafalarias, y extrañas,
raras, y risibles para algunos, están
reflejadas en todas sus creencias, y han estado presentes durante miles
y miles de años.
Queridos,
recién ahora estamos reiterando y redescubriendo lo que siempre ha sido una
verdad. Esta no es la historia de la Nueva Era; esta es la historia de la
Tierra.
Volveré.
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