07 noviembre 2021

Kryon - Círculo del Doce - Miércoles 3 de noviembre

 

Círculo del Doce – Kryon a través de Lee Carroll

Primer miércoles – 6 de octubre de 2021

Saludos, queridos, Yo Soy Kryon.

Acérquense un poco más. ¿Qué tal si les digo que ustedes no son quienes piensan que son? Eso tiene muchas capas, muchos niveles de comprensión, queridos. La verdad es esta: ustedes piensan que son eso que les han enseñado que son. No importa de qué cultura vienen, están formados por aquello que les han dicho.

El invitado de hoy lo presentó en términos científicos, y ahora nosotros les decimos: es así. Y luego, parte del programar, o desprogramar aquello que les han dicho, es de qué se trata el Círculo del Doce. Está llegando a una conclusión más grandiosa, a partir de la examinación de ustedes, su vida, su propósito, esa conclusión más grandiosa está llegando a lo que es muy diferente de cualquier cosa que les hayan dicho alguna vez.

¿Qué tal si les digo que ustedes no son quienes piensan que son? Les daré un axioma; lo hemos dicho antes, ustedes necesitan oírlo otra vez. Cada uno de los seres humanos en este planeta tiene una parte más grande de sí mismos llamada alma, es el tú más grande. Cada ser humano en este planeta llega nuevo, con la capacidad de descubrir al Creador. Lo dijimos antes: en algún nivel, un nivel intuitivo, ha sucedido que 85% del planeta cree en Dios; un Creador monoteísta, uno, una energía, el Creador. Pero llega solo hasta ahí. Y luego hay docenas y docenas de sistemas en que ustedes creen que ese Creador quiere que estén participando, con objeto de encontrar al Creador. Y esa, queridos, es su educación.

¿Qué tal si yo les dijera que ustedes no son quienes piensan que son? ¿Qué tal si quienes ustedes son fuera un ser humano prístino?  Cuando quitan todos los programas que les han dicho sobre quién es Dios, ¿qué pasa si se quedan sin todos esos programas? ¿Qué harían? Yo les diré esto: están diseñados para encontrar y usar a la Fuente Creadora. Están diseñados para la maestría. ¡Todos, cada uno de ustedes! No están diseñados para sufrir; no están diseñados para ser castigados ni juzgados. Queridos, todo eso fue dado a ustedes por sus propias culturas, y algunos que realmente creían en los que les dijeron.

Les dijeron que ese bello, maravilloso, Creador amoroso, está de algún modo tan separado de ustedes, que ese bello, maravilloso Creador amoroso los castigará porque hicieron algo equivocado. O aún peor: los castigará solo porque son seres humanos en la Tierra. ¿Eso realmente les suena correcto? Queridos, eso es lo que se les inculca. Y eso no son ustedes.

Si yo empezara a contarles quiénes son ustedes realmente, empezarían a ver que las reacciones que tienen están programadas. Las cosas que ni siquiera esperan con respecto a sí mismos podrían sorprenderlos por tener un programa; son la manera en que su madre y padre reaccionaban, o que les dijeron que ustedes debían reaccionar. O los líderes espirituales les dijeron que reaccionaran así, o no creyeran aquello, o fueran allá, o hicieran esto. ¿No sería hora, tal vez, de iniciar sus propias reacciones? Basadas en la compasión, el amor. Y todas las cosas que están empezando a aprender realmente están allí para ustedes.

Oh, hay tantos que dicen “Yo soy el que soy, el que soy, el que soy, y nadie va a cambiarlo. Este es quien yo soy”. Déjenme decirles: eso también les ha sido inculcado. Eso se llama el atributo de la naturaleza humana que nunca cambia. El atributo de la naturaleza humana que nunca cambia. Eso no es verdad. La naturaleza humana es cómo los humanos se comportan en su totalidad, y como se han comportado como grupo. A tal grado es lo mismo a través de eones, que ha sido cementado en su lugar y llamado naturaleza humana. Y no está mirando algo que es muy agradable, tampoco. Cuando se usa ese término, está usado en sentido negativo.

¿Qué tal si les dijera que eso tampoco es correcto? La naturaleza humana puede ser lo que sea que esté sucediendo con su cultura, con su planeta. La naturaleza humana puede cambiar. No van a oír eso de parte de los psicólogos. ¿Qué pasa si un planeta entero empieza a cambiar de opinión con respecto a qué es lo importante para ellos?  ¿Qué pasa cuando en un planeta entero empiezan a amarse unos a otros? ¿Qué pasa, cuando después de cientos de años, ya no hay más guerras? Van a tener que reescribir el término, ¿no es así? Y la naturaleza humana se convertirá en algo que nunca antes fue. Porque puede cambiar. Por eso estamos aquí.

Queremos que ustedes descubran cosas que pueden cambiar. Queremos que se vean y se admiren a sí mismos de manera diferente. Nos encantaría traerles una idea totalmente diferente de quiénes son ustedes. Y luego pueden estar de acuerdo conmigo, tal vez no son quienes pensaron ser. Y por eso, diré esto: quienes han despertado a una verdad más grande en estos últimos años tienen un atributo que ellos conocen, y es así: se miran a sí mismos. Se miran tal vez como unos pocos años atrás, y sacuden la cabeza, y dicen “¿Quién era aquella persona?  ¿Yo realmente dije aquello?  ¿Realmente hice eso?” Y ya dijimos esto antes. Está ese atributo de incredulidad sobre quiénes solían ser. Han cambiado su propia naturaleza humana. Y ahora su naturaleza humana es mucho más comprensiva, benévola y bondadosa. Ya no son quejosos. Cuidan lo que dicen. Empiezan a traer abundancia a su vida, porque es atraída hacia su maestría.

Queridos, esto es lo mismo que todo lo que hemos enseñado. Hay algunos que lo cuestionarían todo. Dicen “Tiene que haber un dar y un tomar; ¿qué pasaría si todos se volvieran abundantes en este planeta? ¡No puede suceder!” Yo les digo que sí puede suceder. Puede suceder. El resultado de eso sería la paz en la Tierra, queridos. La abundancia no es una pila de oro; abundancia es que tú estés cuidado, atendido, de modo que no estés hambriento. La abundancia es muy, muy diferente incluso de como que ustedes la han definido. De modo que estén en paz en su sociedad, financieramente. Para que estén en un lugar donde no se preocupen. La abundancia es tener paz. Reapliquen toda la terminología, en lugar de la pila de oro. Se convierte en ustedes, en paz, teniendo lo suficiente para alimentarse, no tener hambre, y sobreviviendo con facilidad en una sociedad.

Y todavía hay quienes dicen “No puede ser para todos. Hay algo equivocado en este panorama.” Y eso también es algo que les han dicho y que es incorrecto. Otros planetas lo han hecho, queridos. Ellos saben cómo. Y también tiene que ver con lo que está por venir. De dónde obtienen su energía; de dónde obtienen su alimento. El flujo de trabajo de lo que piensan que tendría que haber con objeto de generar ciertas cosas. Y entonces todo cambia. Y ustedes empiezan a entender y darse cuenta: “¡Vaya! Todos se benefician, no importa quién.”

¿Qué tal si ustedes no son quienes piensan que son? Quiero que vengan a cruzar este puente conmigo. Porque quiero que reescriban todo ese escenario, para ustedes y para otros. Permanezcan conmigo. Esto puede parecer el mismo tipo de ejercicio que ya tuvieron antes, pero no realmente. Quiero que tomen mi mano y crucen por ese puente, esa separación metafórica entre lo conocido y lineal, y lo que es desconocido y multidimensional. Lo desconocido suele ser temible para la gente, porque no saben lo que verdaderamente vendrá. ¿Qué tal si lo que verdaderamente vendrá significa algo más grande y grandioso? Nunca negativo; siempre positivo. De eso estamos hablando.

Toma mi mano; crucemos el puente.

Es un lugar grandioso en el que te encuentras, que derrama compasión, paz y amor, y te das cuenta de que este es el tú real. No el que pensabas que estaba aquí; esta es tu alma, querido. Estás en la energía de tu alma. Y eso es lo que está de este lado del puente: la energía de tu alma. Donde todas las cosas son posibles, donde verdaderamente la idea de los milagros y la magia es cotidiana, sea lo que sea que pienses que significan esas palabras. Realizable y factible, porque ustedes son parte del Creador, que creó todas las cosas. Eso es tu alma; es eterna en ambas direcciones; siempre existió, siempre existirá. Eso es tu alma. Y justo ahora, en este momento finito del tiempo, existe contigo en un cuerpo humano.

Quiero que entren en este teatro, a través de esa puerta, ese portal que a menudo les pedimos que atraviesen, y entren en este teatro circular, este del que nunca se sabe quién se sentará en las butacas hoy, ni si ustedes estarán sentados o de pie en el escenario, o si estarán solos. Un teatro circular es un teatro que tiene una audiencia que rodea en nivel inferior, el escenario está más alto, de modo que deben bajar entrando en la audiencia y subir al escenario.

No hay nadie en la audiencia todavía; vendrán luego. De modo que si lo deseas, y quieres unirte a mí, esta será un poco diferente. Adelante, sube al escenario, siéntate en la silla. Allí está la silla, el reflector la ilumina como siempre, y es una silla que lleva tu nombre. Incluso puede estar hecha de oro, es tan preciosa, es donde te sientas, y te relajas, y disfrutas, y eres. Debido a lo va a suceder ahora.

Esta es difícil de describir, esta experiencia, y es oportuna, y eso quiere decir que dentro de años si la gente escucha esto, cuando lo hagan, es una en la que debías estar aquí, ya comprendes lo que está sucediendo. Nunca, queridos, hubo un tiempo en que haya habido más división en las actitudes que ahora, y en las ideas. En todo este mundo en particular, y especialmente en tu país, en tu sociedad, están polarizados. Empiezan a alinearse en muchas direcciones diferentes debido a lo que está sucediendo. No es solo político, queridos. Los que creen esto y aquello, y eso y aquello, tantas capas de creencia y de incredulidad, ideas de correcto y equivocado, de debieras y no debieras, empiezan a separar a muchos de ustedes de hermosos y amorosos amigos de hace largo tiempo. De la familia.

Y te sientas aquí y te preguntas, “¿Esto alguna vez se va a sanar? ¿Qué haré ahora?” Ciertamente algunos de ustedes han tenido tales desilusiones, que están tratando de lograr un punto de cruce, por ejemplo, de lo que ustedes verdaderamente creen o tratan de decir algo y sus amigos están en lo opuesto y dicen, ¿Cómo puedes ser tan estúpido de creer lo que crees?” Y ustedes los miran y dicen “Yo siento exactamente lo mismo respecto a ti.” Y hay un portazo, y no los ven por un tiempo. Y se dan cuenta de que se fueron. Porque eso no puede sanar, es difícil.

En tanto, la familia llama y dice “Bueno, sé que somos parientes, pero no lo parecería, porque tú no piensas como nosotros.” Y luego te persiguen por alguna cosa; no es política. Y cuelgas el teléfono y te das cuenta de que es una relación lastimada que solías tener con alguien que amas. Ellos van a estar en la audiencia de hoy, están haciendo fila ahora, y quiero que veas que entran y se agrupan, cosa inusual en quienes creen esto o aquello, en distintos partidos políticos, es una cosa extraña de ver, ¿no es así? Ellos se agrupan todos, no saben realmente qué va a pasar. Se sientan.

Te digo: esto es una metáfora. ¿Están allí ellos? ¿O no están allí? Es una metáfora de lo que puede suceder. Te están mirando porque tú los invitaste a venir aquí. De alguna manera esotérica dijiste, “Vengan a este teatro que yo suelo visitar, quiero mostrarles algo. Quiero mostrarles algo.” Y ellos están sentados allí.

Y de pronto, mientras están allí sentados, tal vez un ángel aparece en el escenario contigo, o algo y una burbuja rodea todo el escenario, todo el teatro, y de pronto en esta burbuja ocurre una magia de consciencia, y todas las cosas que te separaban a ti y a ellos, y a ellos, y a ellos, desaparecen. Ellos no pueden siquiera recordar qué eran. De pronto, por un momento o dos, no pueden recordar ninguna de las cosas que los dividen o separan (se ríe). Y miran alrededor, se miran unos a otros, realmente se están conociendo entre sí por primera vez, y reconocen que es una reunión. Y te miran a ti, porque esto lo hiciste tú, es lo que tú les trajiste. Y ellos ven y entienden que hay una ola de amor que va hacia ti porque tú los trajiste aquí. De algún modo produjiste un milagro en sus vidas y ellos están encontrándose entre sí otra vez, y algunos empiezan a llorar y suben al escenario y acuden a ti y dicen “No sé qué es lo que tienes, o qué hiciste, pero gracias, ¡porque te amo! Por favor, perdóname por lo que haya dicho alguna vez, porque te amo”. Y empiezan a mirarte, y dar vivas, y aplaudir, por lo que les trajiste. Ellos nunca hubieran podido hacer eso, ¡es un milagro! Todo lo que los ha dividido, se fue.

¿Por qué esto es importante? (se ríe) Porque así es como va a ser en unos pocos años. En otras palabras, todas las cosas que hoy existen y que los han separado tan gravemente de aquellos que solían amarlos, ya no estarán allí.  Porque eso es lo que pasa con el tiempo. Las actitudes cambian. Los partidos políticos cambian. Las condiciones cambian. Y luego miras hacia atrás y dices ¿Por qué? ¿Por qué ellos pensaban de esa manera, o hicieron aquella cosa? ¿Por qué dije lo que dije, cuando todo es tan temporario? Entre tanto, todos ellos están ahora mismo en un lugar de tremendo aprecio por lo que les brindaste.

Queridos, cuando dejen este lugar, y vuelvan a lo que llaman su realidad, y piensan en todas esas barreras, otra vez, piensen otra vez, porque la amistad y el amor que los unió por primera vez, todavía están allí. Y tal vez unas pocas palabras compasivas, sanadoras, eran todo lo que se necesitaba para que ellos los miraran a ustedes diciendo “¿Cómo hiciste esto?” Podrías llamarlos y decir “En primer lugar, quiero decirte que, no importa qué pienses de mí, realmente amo nuestra amistad, y que realmente, realmente quiero esto. No importa cuánto tiempo estemos separados por esto, pero por favor, por favor, sabe que lo que me atrajo a ti al principio, o a tu familia, lo que me encantó de ti, todavía me encanta.” Y luego cuando cuelgas el teléfono, mira qué sucede (se ríe).  Porque ellos empezarán a ver la magia del ángel que tú les trajiste hoy.

Quédate aquí. Quiero que te quedes aquí y disfrutes de esto, solo por un rato. ¿Esto es real? ¿O esto no es real? Más tarde me lo dices – cuando las cosas empiezan a cambiar.

Y así es.

Kryon

Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro
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