Canalización de Kryon por Lee Carroll
Basilea, Suiza, 23 de septiembre de 2018
Parábola del Ángel Violeta
Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Y así llegamos al mensaje final del último día. He
reservado este espacio para darles algo llamado parábola. Una parábola es una
historia que tiene un significado más profundo, si eligen buscarlo.
Esta parábola es sobre un ángel llamado Violeta. Digamos
que Violeta era conocida como un ángel sanador. Era hermosa; era realmente un
ángel del otro lado del velo, perfecta, su energía era tan grandiosa que apenas
podían mirarla. Su rostro brillaba como el sol; hermoso. Y en esta parábola
ella va a conocer algunos humanos. En esta parábola, en esta historia, los
humanos podían visitar a los ángeles y los ángeles los ayudaban a encontrar la
sanación que buscaban. Aclaremos esto: iban a beber el agua de sanación, y el
trabajo de Violeta era llevarlos hacia el agua.
Existen muchas clases de sanación, queridos; sanación del
corazón, sanación del alma, sanación del cuerpo. Muchos que desean la paz, una
sanación de la consciencia. Sanación del miedo. Y los humanos estaban detrás de
la puerta, y Violeta iba a buscarlos de a uno por vez. ¡Hermoso! ¿Pueden
creerlo? Cualquiera fuera el humano
detrás de la puerta, Violeta lo conducía directamente al agua que habían
pedido. No podía haber nada mejor; los milagros eran posibles de inmediato.
Ahora bien; existe una expresión que han usado muchas
culturas por largo tiempo: "Puedes llevar a un caballo hasta el agua, pero
no lo puedes hacer beber." Están por ver algo: es mucho, mucho más difícil
con un humano que con un caballo. Verán: el humano tiene algo llamado
intelecto, y percepción, e historia; pero veamos qué sucedió.
Este bello ángel, Violeta, va a la puerta y busca al
primer humano. El humano está muy excitado; imagínense, ¡un ángel! Y lo lleva
al humano directamente al agua de sanación. Violeta está orgullosa y lleva al
humano justo a donde está el agua; se detiene y la muestra al humano:
"¡Esta es!" El humano abre los ojos, listo para la sanación,
"¿Cuándo llegaremos al agua?" Y Violeta dice: "Esta es el
agua". Y el humano dice, "No, no lo es, no es el lugar correcto para
el agua." Y Violeta dice, sin discutir,
"Querido humano, esta es el agua que has pedido." El humano se
frustra: "Yo conozco el lugar donde debe ocurrir esta sanación. Sé qué
aspecto tiene, he tenido visiones, otra gente me lo dijo. ¿Dónde están los
colores, dónde están las luces, dónde las estatuas? Se supone que haya una
piscina donde debo entrar. ¿Dónde están las vestimentas? Este no es el lugar
correcto." La sanación no ocurre, y el humano desaparece.
La reacción de Violeta es la de cualquier ángel. Verán,
los seres humanos tienen libre albedrío. Libre opción. No se puede dar libre
albedrío a la humanidad y luego juzgar sus opciones. De modo que Violeta no
juzga; acepta la decisión del humano.
Violeta vuelve a la puerta a buscar al segundo humano. El
humano está excitado: "Voy a ir al agua de sanación. Y con un gran
ángel." Y Violeta conduce al humano hasta el agua. Y Violeta le dice al
humano: "¿Estás cómodo con este lugar?" Y el humano dice "¡Oh,
claro que sí! ¡Tú lo elegiste! Tú eres un ángel, debes saber dónde está."
El ángel dice: "Aquí está" y el humano mira y dice "No puede
ser. No es del color correcto." Y Violeta dice "¿De qué color
esperabas que fuera?" Y el humano:
"Del color que yo sé que es sanador. Con toda esa información de toda esa
gente espiritual, ¡yo sé de qué color se supone que sea! ¡Estoy tan
desilusionado!" y el humano desaparece.
Ahora bien, Violeta hace lo que hacen los ángeles; no juzga, porque los
humanos tienen libre albedrío.
Violeta va a buscar al tercer humano. Este tercer humano
está feliz y excitado al ser conducido hacia el agua. "Hoy tendré una gran
sanación". Llegan al agua sanadora y Violeta dice: "¿Esto está
bien?" El humano: "El lugar es perfecto; el color es bello. ¿Dónde
está la copa? ¿Dónde está la copa? ¿Dónde está la copa? ¿Dónde está la copa?" Y Violeta dice: "No necesitas
una copa. Derrámala sobre tu cuerpo, ¡siente la sanación que está allí para ti!"
- "No. ¡Tiene que haber cierta copa! Yo sé qué aspecto tiene la copa, he leído
sobre ello. Toda esa literatura; yo he investigado sobre esto, no puedes
dejarme aquí sin darme la copa. Violeta, no creo que ni siquiera seas un ángel,
ni siquiera sabes nada de la copa." Y el humano desaparece.
Ahora Violeta hace lo que todos los ángeles: no hay
juicio. Pero verán: al mismo tiempo que sucede esto, lo que estos humanos no logran ver es que hay
miles de otros ángeles, y miles de otros humanos sanando con esa agua. Ningún
humano consigue ver al otro humano que está siendo sanado. Tiene que ser
percibido y comprendido individualmente.
Violeta regresa para buscar al cuarto humano. Este cuarto
humano está excitado: "Voy a ser sanado. Imaginen, estar con un hermoso
ángel violeta." Violeta lleva al humano hasta el agua. "¿Estamos en
el lugar correcto?" "¡Oh, sí!"
"¿Qué tal está el color?" "¡Oh, está bueno!"
"¿Estás listo para echarte esta agua sobre el cuerpo, y sentirla? ¿No
necesitas una copa, no?" Y el
humano dice "¡No!" De modo que Violeta da un paso atrás y dice:
"Humano, ¡sánate! ¡Bebe de esta agua! Derrámala sobre tu cuerpo y verás lo
que puede hacer." Y el humano dice: "Ahora no." Y Violeta dice:
"¿Por qué no ahora? ¡Estás aquí, con el agua!" Y el humano dice:
"Pensé que me traerías en el momento correcto. Tú eres un ángel; debieras saberlo.
Debieras saber que los meridianos del cuerpo se alinean con Júpiter en la décimo-octava
dimensión con una aceituna (risas) Y
ese es el momento en que puedo ser sanado. Ese es el tiempo en que pensé que me
traerías aquí. Ni siquiera veo la aceituna." Y el humano desapareció.
El ángel hizo lo que hacen los ángeles; no hay juicio. Y
fue a buscar al quinto humano. El mismo escenario; el quinto humano pensaba que
iba a ser sanado. El lugar estaba bien, el color era el correcto, no necesitaba una copa, el momento era
perfecto. Pero entonces cuestionó si el agua era real. "Violeta, esto no
es agua verdadera. Yo sé cómo es el agua verdadera. Yo soy un ser humano,
Violeta, tú nunca fuiste humana, yo sé cómo es el agua. Esta agua es extraña;
no se parece a lo que soñé que sería el agua sanadora. Sabes, Violeta, he
esperado largo tiempo para esto, y no me das lo que realmente parece agua.
Violeta, creo que ni siquiera eres un verdadero ángel." Y el humano
despareció.
Daremos un descanso a Violeta. Ella ha terminado por un
rato. Pero Violeta hizo lo que hacen todos los ángeles: no juzgan. Pero hay
algo más que hacen todos los ángeles. Hay que mirar de cerca para verlo: la
lágrima que corrió por las mejillas de Violeta, la quinta lágrima del día,
triste por lo que los humanos se habían perdido, por sus presuposiciones, por
lo que ellos habían esperado, por lo que les habían contado. Quiero hacerles una pregunta: ¿Ustedes se han
perdido el agua? Siempre ha estado allí. Y tal vez el ángel no es Violeta; tal
vez es el Yo Superior dentro de ustedes. Les ha estado impulsando a ir a ese
lugar donde aprenden sobre el agua.
¿Cuánta objeción
tienes en cuanto a lo que hay alrededor, lo que piensas que debe ser el aspecto
del agua? Quiero llevarlo más lejos: ¿por qué llevas miedo hasta el agua? ¿No
puedes sentir que esto es verdadero? ¿Cuántos de ustedes temen ser demasiado
amados por Dios? Los humanos son así: han decidido en su mente cómo piensan que
debería ser. Aquí va la invitación: para un bello ángel llamado tú, para ir a
tu interior y obtener esa agua, sin ninguna suposición, sin ninguna percepción
de lo que podría haber allí, sin importar por qué, o cómo, o la forma, o la
copa, o el momento. Pero sí sabiendo que pasas por esa puerta con ese ángel y
la sanación es tuya.
Toma esta información; escúchala, experiméntala, y reflexiona sobre ella.
Y así es.
Kryon
Transcripción
y traducción: M. Cristina Cáffaro