Canalización de Kryon por Lee Carroll
ante la Hermandad Femenina Lemuriana (10)
en Totowa, N.J. el 27 de junio de 2015
Saludos,
queridas damas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Cada
vez que vengo ante ustedes como hermandad femenina quiero que ignoren el hecho
de que la voz es masculina. El otro lado del velo no tiene géneros. Este es un mensaje desde ese lugar que
ustedes llaman la Fuente Creadora, que en este momento las honra por quienes
son. Ser mujer en esta época especial del planeta, e incluso en una energía
despierta, es muy diferente de lo que era en la Hermandad que celebran, de la
que desean saber más y en la que participaron. Siempre digo que no es por
accidente que estás aquí otra vez, después de tantos años, alma antigua, y que
algo hace cosquillas en tu memoria; tal vez tu consciencia te susurra ¿Estuve
allí? Y si fue así, ¿podremos crear otra
vez lo que creamos allí?
Me
encantaría llevarlas de vuelta a ese lugar, porque las reuniones de la
Hermandad solían hacerse en el agua. Solían reunirse en los crepúsculos; a
menudo, muy a menudo, eran en la mañana; siempre en el agua. A veces estaban paradas, otra vez veces sus
pies simplemente balanceándose en las aguas cálidas del Pacífico. En ese entonces tenían los vientos alisios,
ligeramente distintos de lo que son ahora, pero estaban allí.
Era
tan sagrado, era hermoso; las canciones que cantaban se grababan claramente en
su akash. Si pudieran cantarlas hoy o tal vez oírlas les harían saltar las
lágrimas, porque recordarían. Y lo que
recordarían sería la suavidad, la dulzura, la belleza y lo apropiado de ellas.
¿Fue Lemuria una utopía? La respuesta es
no. Pero tuvo algo que deben recordar.
Ustedes fueron la primera generación de la humanidad sembrada. Eso significa que a medida que los lemurianos
iban desde donde estaban hacia los lugares donde renacían en el planeta;
llevaban akáshicamente con ellos las semillas de lo aprendido en Lemuria. Los pleyadianos fueron sus padres seminales.
En
la época en que ustedes estaban en la Hermandad, todas llevaban la semilla,
esto es, todas tenían su ADN transformado y cambiado; estaban listas para
lanzar desde Lemuria lo que serían las
generaciones del planeta. Y hubo otros lugares que hacían esto también, pero
Lemuria era de un interés especial porque era una isla de la que no se podía
escapar, diríamos una olla a presión de sacralidad.
Ahora
bien, quiero que sumen dos más dos y conecten los puntos: de dónde han venido. Estaban allí como mujeres en Lemuria,
disfrutando de la única vida que tendrían en el círculo sagrado cantando canciones
hermosas, estableciendo las energías que necesitaba la isla, las energías para
cazar y pescar, la energía para las relaciones, para el culto. Estaban estableciendo la plantilla de
Lemuria, todas ustedes. ¿De dónde vinieron ustedes? (se ríe).
Si
fueron la primera generación de la humanidad sembrada, les diré de dónde
vinieron: todas tenían el akash de un pleyadiano. En otras palabras, no había
un registro akáshico en la Hermandad, porque ustedes nunca habían sido humanas. No humanas sembradas, no con el conocimiento
del Dios interior, no con un alma que tiene la dualidad que tienen ahora. Por lo tanto, al venir al planeta y a Lemuria como mujeres, haciendo cosas
sagradas en este círculo, su akash estaba en blanco, excepto por lo que lo que
les habían dado los pleyadianos. ¿Y cómo era el akash de ellos? Era del de un planeta sagrado ascendido, uno
que conocía las cosas, que sabía de la Fuente Central, que les dio las
canciones, les enseñó lo que ustedes sabían. ¿Cómo se sentían ustedes? La respuesta:
sagradas.
No
era difícil. Sin un akash que las golpeara ni les diera ninguna historia,
ustedes eran sagradas y lo sabían, y sentían a Dios dentro de sí. Las canciones les llegaban naturalmente, las
actitudes alegres eran naturales, el aplauso ante el nacimiento de un niño era
más que una simple bienvenida a la Tierra. Era porque el niño recién nacido era
humano de primera generación.
Ustedes
sentían una sacralidad que no se ha repetido después, porque nacer en otros
lugares, y unirse a una sociedad que estaba apenas comenzando, junto con otros
que venían de otros hogares pleyadianos, tenía una apariencia de lo que
llamarían evolución. Empezó mezclándose
todos en formas desiguales, y no era como la isla de donde venían. En una vida tras otra, se instauró un
equilibrio y lentamente esa sacralidad que sentían como pleyadianas se atenuó;
se instaló la condición humana; se instaló lo que los hombres hacían con las
mujeres: un deshonor, una readaptación de los géneros. Esto es común en las sociedades no evolucionadas,
donde un género es más fuerte que el otro. Sucedió en tiempos pleyadianos. Ha
sucedido antes.
Entonces
ustedes podrían preguntarse qué les estamos pidiendo que hagan con todo esto, a
medida que atraviesan el 2015. No con la recordación pleyadiana y no con la
sacralidad pura, sino con todo lo demás que pudieron experimentar. Esta noche hemos hablado de filtros. Para
ustedes, este es un filtro; es parte de su filtro de género, que ni siquiera
mencionamos en una audiencia mixta. No era para que los hombres escucharan otra vez lo que habían hecho o
cuán desigual fue todo a través de la historia.
Es para que ustedes lo oigan ahora; la razón de que estén haciendo esto
esta noche es tratar de recuperar esa sacralidad pura del Espíritu. Verán: todavía
está allí. ¿Pueden sentirla? ¿Pueden sentirse sagradas? ¿Pueden descartar por solo un momento todos
los recuerdos akáshicos? ¿Pueden quitar
sus filtros y recordar aquello? El que
estaba en el principio, el filtro de lo sagrado. Y la razón es que necesitamos que ustedes lo
reaviven. Necesitamos que al irse de este lugar salgan más sagradas que como
llegaron.
Déjenme
contarles algo sobre la sacralidad: es contagiosa (se ríe). Otras personas la verán en ustedes y querrán lo mismo,
verán lo que hace en ustedes. Verán la
suavidad en ustedes, verán su pureza. En esto hay más que simplemente haber
estado en la Hermandad; se trata de crear una hermandad mundial. Todas las
mujeres entenderían entonces que la sacralidad siempre fue asunto de las
mujeres, porque ustedes sienten primero la cercanía y el amor; son una guía para la humanidad. Para hacer eso
en estas próximas generaciones, la meta es el retorno a lo sagrado.
Que
comience la reunión.
Y
así es.
Kryon
Desgrabación y
traducción: M. Cristina Cáffaro