martes, 20 de marzo de 2018

Kryon ante la Hermandad Femenina Lemuriana (49)


Canalización de Kryon por Lee Carroll
ante la Hermandad Femenina Lemuriana (49)
Wilmington, North Carolina, 10 de marzo de 2018
Saludos, queridas damas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Y mi socio se aleja.  Ustedes son la Hermandad Femenina. La definición misma está cambiando, así como la madurez de lo que hacen y por qué lo hacen también empieza a cambiar.
Si echan una mirada sobre esto, desde el comienzo, unos pocos años atrás hasta ahora, ha crecido. Tiene que empezar despacio,  tenía que empezar a identificarse, y a darse la historia, a lo largo de semanas y semanas, para llegar a un punto en que ahora empieza a transformarse. Ustedes empiezan a hacer cosas más parecidas a lo que hacían en Lemuria. De modo que examinamos eso, una vez más.
Algunas de las cosas que les cuento son polémicas, porque se podría decir que atentan contra la cultura de hoy en día. Resumiendo, justo antes de hablar sobre Lemuria, para quienes están escuchando pero no están aquí presentes, Mele´ha dio un resumen, y yo vuelvo a darlo.
En la canalización anterior yo describí esto: no hubo hermandad masculina en Lemuria, nunca. La Hermandad ni siquiera se llamaba así. Ustedes no tenían una reunión a la que asistían que se llamara Hermandad Femenina. En cambio existía una relación entre las mujeres. Las mujeres sabían por qué estaban allí; la sacralidad, los círculos sagrados, el tiempo de los partos, todas estas cosas combinadas con otras que ellas hacían, formaban la hermandad femenina.
Incluso les hemos contado que había ocasiones en que ustedes ciertamente honraban a los hombres, y también les contamos que había ocasiones en que los hombres las honraban a ustedes. Todo eso es parte de la hermandad femenina.
Ahora vayamos por un momento a Lemuria a mirar esto. Voy a repasar. Los hombres nunca quisieron hacer lo que hacían ustedes. Y les dije que era casi extraño, como que los hombres quisieran igualdad y dieran a luz. Nunca jamás hubieran pedido semejante cosa. Cada género entendía qué  hacía mejor, y eso hacía. No había ningún deseo, en absoluto, de mirar al otro género y decir, "Vaya, ¿cuándo es nuestra oportunidad?" Ustedes estaban muy complacidas y felices con la sacralidad chamánica que brindaban a todos.
Luego hay algo que tal vez no hemos discutido. Cuando se juntaban entre mujeres, no todo lo que hacían era sagrado, ni todo lo que hacían era enseñar; se ayudaban unas a otras, se aconsejaban entre sí.  Se aconsejaban debido a lo que los hombres hacían y no hacían, en la relación normal que tenían con los hombres.
Una de las cuestiones, les diré, una de las cuestiones es que los hombres querían algo. Ahora bien, esto no duró tanto tiempo, pero una generación tras otra esto surgía. Ellos decían: "¿Es posible que yo pueda estar allí para ver nacer a mi hijo?"  Ahora bien; en el día de hoy se les da la bienvenida y se los invita. No se los invitaba en Lemuria, porque eso era cosa de mujeres. Les conté esto antes: nacimiento bajo el agua, rodeadas por mujeres cantando. Así era. El niño sale así; el niño oye la energía materna, siente la energía materna, conoce las amigas a su alrededor, siente la calidez del agua; todas estas cosas, la costumbre absolutamente tradicional, y así permanecía. Pero ustedes tenían que aconsejar a los hombres, para que ellos supieran por qué. Había ocasiones en que ustedes tenían que aconsejar a otras mujeres debido a lo que los hombres querían, pero eso nunca era ser una mujer. De modo que lo que digo es que había una normalidad, incluso en las relaciones, en los consejos, entre hombres y mujeres.
La Hermandad Femenina estaba aparte.  Dicho esto, una vez hecho el resumen en cuanto a que no había hermandad masculina, que ellos no querían que la hubiera, sí les he dicho que había ocasiones para el honor. La semana pasada las invité a cambiar algo.
En lugar de la idea de  crear hermandades masculinas para igualdad, sugerí que los hicieran entrar por un rato. Mele´ha oyó eso, y eso es lo que ustedes van a hacer por primera vez esta noche. Mele´ha ha presentado un plan, una manera de homenaje, una quietud, para que ellos puedan sentir lo que es.
Les daré algunas ideas: los hombres están aquí porque quieren estar. Cada uno de los hombres que entre, como ustedes, ha estado en el otro género. Todos los hombres que entrarán, en algún nivel han disfrutado de la hermandad femenina. ¿Pensaron en eso?  Aquí ustedes no están separando a los géneros; están honrando al sistema. Se honra su disposición a comprenderlas, su disposición a decir: "Se nos está ocurriendo que las mujeres realmente debieran ser las que portan la antorcha sagrada; ¿quién mejor?" Y es un homenaje que ustedes les retribuyen diciendo "Gracias por el honor. Gracias por ser quienes son. Gracias por ser nuestros compañeros en la vida."
Por primera vez. No atenta contra ninguna tradición ni hermandad femenina. Ustedes lo hacían en Lemuria. Es hermoso. La Hermandad Femenina empieza a crecer, empieza a tener la madurez de las cosas que hacían en el pasado y trasladarla a las cosas que harían ahora, que son culturalmente apropiadas, con comprensión.
Esta ceremonia también crecerá; tal vez llegue un momento en que ustedes les digan algo a ellos, de modo apropiado.  Déjenme darles una pista: en todo lo que hagan, nunca les pidan a ellos que digan algo (se ríe); ellos quieren que ustedes sean las que hablan. Lo esperan, y se incomodan si ustedes cambian ese arreglo.
Pueden hacer todo su homenaje, si lo desean en voz alta, o en silencio; ellos se quedarán sentados y lo aceptarán. Que la energía que ustedes creen cambie los corazones de ellos. Que ellos puedan irse de este lugar, aun después de los pocos minutos en que estuvieron adentro, diciendo: "Eso se sintió muy bueno. Me gustó."  Tal vez inicie una nueva clase de relación sagrada entre hombres y mujeres, en que ustedes se enfrenten en homenaje y agradecimiento.
Que comience la ceremonia.
Y así es.
Kryon
Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro