23 agosto 2015

Hermandad Femenina Lemuriana (9) - Kryon

Canalización de Kryon por Lee Carroll
ante la Hermandad Femenina Lemuriana (9)
en Baltimore, el 20 de junio de 2015

Saludos, queridas damas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Mi socio se retira hacia otro lugar, por acuerdo,  y es un lugar benévolo. Tiene que hacer esto para que se quiten sus filtros humanos, de modo que los mensajes sean tan puros como sea posible. Canalizar; aún se trata del ser humano, con su cultura y su idioma, la sinapsis misma de su cerebro; proviene de su experiencia como humano y debe ser dejada de lado tanto como sea posible. Cuando se retira, queridas, lo primero que siente de mí es un amor abrumador y una benevolencia hacia él. Se siente seguro; eso es lo que quiero para ustedes.
El tema ahora es lo que ha pedido Melli-ha. Ella lo estableció más temprano. Mi socio dijo, "Qué te gustaría impartir a quienes hoy se sientan frente a ti?  No voy a contarles lo que dijo; en cambio les hablaré de ello.
Queridas damas: a lo largo de la historia las cosas han cambiado mucho. La cosa más intuitiva que puedan imaginar, ha cambiado. No es una sorpresa ni un shock que las culturas del planeta hayan ido a las regiones a donde llegaron, y las sociedades se hayan movido como lo hicieron, porque las viejas energías casi lo exigían; una energía inferior busca su propio nivel y ese nivel de energía inferior crea lo que es inadecuado en la espiritualidad, en la vida, en los gobiernos, en el comercio.  Y ustedes pueden ver a dónde ha ido y en qué se ha convertido. La recalibración del ser humano en estos días, semanas, años y generaciones tiene toda un mismo tema: la recordación de una sociedad equilibrada.  La creación de la paz en la Tierra, el cambio de la consciencia hacia un pensamiento más amable y benévolo y el regreso de la energía básica de la madre. Va a ser todo un desafío, ¿verdad? (se ríe) ¡Va a ser un desafío!
Quiero contarles, queridas damas, que si solo se sientan y observan, va a suceder por sí mismo, porque este proceso evolutivo está comenzando, y en esto habrá quienes comprendan el lugar de ustedes.
Mi socio lo ha dicho: No lo vamos a llamar asunto de mujeres, como hacen los aborígenes. Lo voy a llamar su derecho; es de sentido común, fueron ustedes las que dieron a luz a la humanidad; es sentido común.  Cuando los pleyadianos aterrizaron y las mujeres salieron, eso tuvo sentido; estaban ayudando a dar a luz una nueva energía en el planeta, a cambiar la biología seminal real; tenía sentido que fueran mujeres.
En aquellos días, como dijo mi socio, todos los varones del planeta hacían lo que hacían para las familias, porque ellos eran más grandes, podían cazar, y ser y hacer las cosas que son asunto de los hombres. Pero en lo tocante a lo espiritual, era cercano a la divinidad, al nacimiento, y femenino. Tenía sentido.
Cuando ustedes miren ciertas cosas, se sentirán motivadas, porque son de sentido común, ustedes han usado esa palabra.  Era de sentido común poner a la mujer en el centro de lo espiritual.  La energía chamánica siempre era femenina. Eso recién cambió más tarde, cuando la energía empezó a transformarse y les resultó políticamente conveniente no ser mujeres  Pero deben saber que empezó de esta manera, de sentido común.  Hoy ustedes luchan contra algo: luchan contra la vida misma que no está equilibrada en su favor y no las ve en el centro espiritual.
Quiero hablar de la sincronicidad, el azar y el sentido común. Por donde quiera que va mi socio en este planeta a hablar de las cosas que brindamos, hay más mujeres que hombres. ¿Ustedes creen que es accidental? Las mujeres tienen recuerdo de que es su asunto, su trabajo; el recuerdo es tan dinámico y tan predominante, que si ustedes simplemente miraban el salón hoy durante el evento y contaban, había más mujeres, muchas más mujeres que hombres.
Hay diferencia en las culturas.  Descubrirán que este equilibrio empieza a cambiar, pero quiero señalarles que en una sociedad desequilibrada, cuando hablan de cosas espirituales, siempre hay más mujeres que hombres.  Con "desequilibrada" queremos decir "macho" (lo dice en español y se ríe).
Hablemos de eso. ¿Cómo sería posible, allí sentadas, que recuperen lo que han perdido en su psiquis, en cómo se sienten respecto a sí mismas?  Nosotros sabemos, nosotros entendemos que no van a cambiar su sociedad; eso no va a suceder muy rápidamente.   Sin embargo tienen que levantarse de este lugar y volver a trabajar, ahora mismo.  En este momento, ¿qué podríamos hacer, juntos, para mostrarles de qué estoy hablando?  Quiero decirles algo: quiero que vengan conmigo en una aventura. ¿Cuántas de ustedes pueden suspender la realidad ahora mismo, solo por un instante?  La realidad de esta cultura de quiénes son ustedes, de qué han experimentado, de lo que han atravesado, a manos de los hombres. Quiero que descarten eso, solo por unos momentos, y vengan a un lugar que es su akash de lo que han vivido, de lo que han creado, en qué han participado.  Esto es más que solo contar una historia: quiero que regresen a este lugar donde ustedes estuvieron, literalmente, en un estanque de agua, y podían sentir el trópico en él; mucho de las ceremonias lo hacían semi-sumergidas.  Era su manera de saludar a Gaia, de comprender que la energía lemuriana era en parte de ustedes y en parte de la Tierra.  Esto era una enseñanza básica de los pleyadianos: honrar la Tierra tanto como se honran a sí mismas, y ella las honrará a su vez.  Cuanto más hacía esto, y los vientos alisios estaban allí y podían sentir el agua ondulando, y cuanto más hacían esto, más se honraba la pesca que hacían los hombres.  Ellos les preguntaban cómo iba la cosa; contaban con su conexión con Gaia, sí o sí.  Contaban con ustedes respecto al clima. ¡Para todo contaban con la conexión que ustedes tenían como energías chamánicas!
Quiero que se trasladen allí solo un minuto; quiero que sientan el orgullo de los hombres; el orgullo de todos ellos, de tener hermanas y esposas y madres que se conectaban con Dios, con la Fuente Creadora de esta manera.  Estaban orgullosos de ustedes. Quiero que lo sientan, porque esto es quiénes son ustedes.  Ustedes experimentaron esto, y porque está en su akash pueden traerlo aquí hoy.  Quiero que caminen más erguidas porque saben que es verdad; estuvieron allí, lo hicieron.
El círculo lemuriano de la Hermandad, que no se llamaba así entonces, ¡era responsable por gran parte de la vida!  Ustedes cantaban, reían. No meditaban realmente.  Eso vino más tarde; toda la idea de la meditación como la hacen hoy son reglas de los hombres; no sé si ustedes sabían eso.  No sé si lo sabían. ¡Las mujeres cantaban! ¡Cantaban y sus voces estaban llenas de alegría!  Y las canciones que cantaban las hacían reír!  Esa era la meditación, eso es lo que hacían. Cantaban mensajes para el Espíritu; le pedían las cosas que necesitaban por medio de canciones al Espíritu.  El círculo era hermoso, y los hombres podían oírlo, pero no podían asistir. Ni querían. ¡No eran capaces! y lo sabían.  Tan orgullosos - quiero que sientan ese orgullo por ustedes, madres, hermanas, compañeras.
Cuando regresaban del círculo, ellos podían verlas brillar. Les encantaba esto y lo que ustedes podían hacer por ellos. Quiero que lo sientan, ustedes se lo ganaron.
Ahora bien; no quiero que dejen que esta pequeña aventura y la historia se olviden. ¿Ustedes se lo ganaron! ¡Está en su akash!  Adhiéranlas a sí mismas de algún modo, para que en su momento más tranquilo puedan ir allí y recordar. ¡Esto es quién son ustedes! ¡Así es como empezó!  Y eso es el futuro.
Pasarán las generaciones.  Las iglesias establecerán nuevas normas. Habrá un reconocimiento del rol de las mujeres, y un avance de las mujeres; luego habrá un reconocimiento de la conexión con el Espíritu, que es más grande en la mujer que en el hombre.
Habrá un retorno al conocimiento, ustedes lo entienden. Pasarán generaciones y ustedes estarán allí para celebrarlo. Lo garantizo. Ustedes no han terminado aquí.
Que comience ahora; que esto sea parte de su akash la próxima vez que despierten: la recordación de la recordación.
Que comience la ceremonia.
Y así es.
Kryon
Desgrabación y traducción: M. Cristina Cáffaro